¿Qué es la resonancia de Helmholtz?: el efecto que todos quieren evitar al conducir

Este efecto se llama así debido a quien descubrió este fenómeno, también es conocido como ‘wind buffeting’.

coche ruido
Efecto 'wind buffeting'. Imagen de la UNSW de Sydney.

Si bien ya la mayoría de los coches cuentan con sistema de aire acondicionado, también es una realidad que la edad media del parque automovilístico en España es de 14 años. Por lo mismo, un vehículo con el sistema de climatización dañado puede obligar a bajar las ventanillas en esta época de calor.

También se puede circular con las ventanillas bajadas por la creencia de ahorrar combustible o simplemente por generar una sensación de libertad al recibir el aire en la cara. Pero deja de ser agradable cuando el viento hace de las suyas y surge ese ruido incómodo (incluso, a veces, doloroso) que hace retumbar los oídos.

¿Por qué pasa esto?

Generalmente, sucede al conducir a partir de los 40 km/h y es más molesto si la ventanilla trasera está bajada. En este caso, se produce un cruce de aires: el viento de fuera que entra e interactúa con el que hay dentro del coche. Cuando estas masas de aire chocan, se comprimen y descomprimen repetidamente. Ese es el molesto ruido que se siente: zumbidos y cambios de presión con sonidos similares a un helicóptero. En inglés es conocido como wind buffeting.

Esto dependerá de la velocidad que lleve el vehículo y de qué modelo se trate. Generalmente, los coches más modernos son los que sufren más este fenómeno, debido a su aerodinámica. El flujo del aire sigue la forma del automóvil y golpea por las ventanas laterales, creándose así el bombeo. También suele suceder en los descapotables y cuando se abre el techo solar.

El fenómeno de la resonancia de Helmholtz

Este fenómeno acústico tiene un nombre y se llama resonancia de Helmholtz, en honor a quien descubrió este efecto: Hermann Helmholtz, un alemán dedicado a las ciencias físicas y a la medicina. Fue él quien lo descubrió a través del experimento con una botella abierta (sin la tapa) y los cambios de presión del aire, igual que sucede con los coches y las ventanillas abiertas.

¿Y como se soluciona? Fácil. Según Jeoffrey Fischer, de la Facultad de Ingeniería Mecánica y de Fabricación de la UNSW (Sídney, Australia), esto se resuelve “abriendo otra ventana. En este caso, el flujo que entra por un lado, simplemente, sale por el otro y cancela el efecto”.

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