A pesar de que los vehículos modernos están preparados para soportar intensas mojaduras, los órganos mecánicos pueden llegar a verse afectados por un exceso de agua o por alguna filtración de humedad.
Cuando llueve de manera persistente es frecuente encontrar en la carretera coches que se han detenido por alguna avería y necesitan asistencia. Y basta que una pequeña cantidad de agua se cuele donde no debe para originar daños que pueden llegar a ser muy graves.
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Agua en el motor del coche
Y es una circunstancia que se agrava cuando se acumula mucha agua sobre la calzada, ya sea por la intensidad de la lluvia como al ser afectada por las inundaciones. Es entonces cuando el líquido puede acceder al motor en gran cantidad y con fuerza, impulsada por el efecto de propio coche al desplazarse.
Numerosas son las imágenes que ha dejado la dana en la comunidad valenciana de coches dañados tras la tráfica situación. Una cantidad impresionante: las estimaciones de la Red de Empresas de Auxilio en Carretera (REAC) hablan de unos 100.000 vehículos dañados, aunque hasta que no pasen los días no se podrán confirmar datos oficiales.
El peor escenario: el filtro de aire
Y en estos casos, el peor escenario es que el coche quede anegado por el agua. Una situación que puede hacer que sea irrecuperable por el elevado coste de su reparación. Y es que son muchos los componentes que pueden verse afectados por la entrada de mucha agua en el vano del motor.
La peor avería que se puede producir es que el agua penetre por el filtro de aire, situado normalmente en la parte más elevada del vano, justo bajo el capó, y que esta sea aspirada por el motor encharcando los cilindros. Entonces, la destrucción del motor y sus piezas internas, como los pistones, está casi asegurada.
Frenos y embrague
Pero sin llegar a este extremo, otros elementos mecánicos pueden verse afectados por el agua. Como, por ejemplo, los frenos, el embrague o el motor de arranque, condicionando la marcha o incluso inmovilizando el vehículo.
Si el agua penetra en el interior del habitáculo, también podrá generar importantes averías, esta vez en el sistema eléctrico, causando peligrosos cortocircuitos en los cables de la radio, el ordenador de viaje, los elevalunas, etc.
Humedad y oxidación: otro problema
Además, después de que el coche haya permanecido en mayor o menor medida sumergido en el agua, esta se habrá filtrado en muchas de sus partes, deteriorando los guarnecidos, tapicerías y alfombrillas o, lo que es aún peor, generando puntos de oxidación en las zonas menos visibles de la carrocería y el chasis.
Todas estas averías producidas por el agua requieren la intervención de un taller que diagnostique los daños, repare a fondo los órganos afectados y verifique que todos los sistemas del vehículo vuelvan a funcionar correctamente. Además será necesario realizar una limpieza a fondo del habitáculo y el maletero para eliminar cualquier rastro de humedad que con el tiempo pueda ser perjudicial.
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