Los datos de una encuesta de BP España, CASTROL y el RACE sobre señales de tráfico no son del todo recientes, pero todavía revelan mucha información porque las carreteras y las formas de dar indicaciones no han cambiado tanto (o nada) en seis años. La primera conclusión es que un 37% de las personas que se ponen al volante admite haber realizado alguna maniobra incorrecta que ha puesto en peligro su propia integridad o la del resto de usuarios de la vía por culpa de una mala señalización.
Como segunda idea clave, queda claro que la culpa del peligro no es siempre de las propias señales, sino de otros factores relacionados: la mitad de los encuestados indica, por ejemplo, que las placas se colocan con muy poca antelación.
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Otro 35% apunta que la señalización no es lo suficientemente grande, y un 28% piensa que, muchas veces, los indicadores están situados en lugares con escasa visibilidad, incluso en ocasiones tapados por la vegetación.
Y por encima de todo la encuesta deja patente el malestar general: un 73% de los automovilistas asegura haber tomado alguna vez decisiones incorrectas por culpa de la mala señalización.
Señales o navegadores
Sin embargo, los conductores confían en las señales hasta tal punto que los navegadores GPS no han llegado a desplazarlas en importancia (al menos no en 2018), principalmente en los viajes en los que no se conoce bien el destino. Así, dos de cada tres entrevistados afirman centrar su atención en la señalización por encima de las indicaciones del navegador.
El estudio pone de manifiesto, por otra parte, que el buen hacer de las señales depende también de cómo ofrecen la información y del nivel de comprensión de los conductores. En este sentido, un 22% de los encuestados reconoce que no conoce el significado de todas las señales, mientras que un 31% afirma que la señalización no es fácil de entender.
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