Salir de viaje esta Semana Santa es más caro que hace un año. Los precios de la gasolina 95 en España se han encarecido un 5,75% respecto al mismo periodo vacacional de 2018, mientras que gasóleo ha subido un 8,08%. Un litro de gasolina cuesta de media 1,31 euros y el diésel se sitúa en 1,23 euros.
En este escenario nunca está de más recordar estos 11 consejos básicos que propician el ahorro al volante, lo que no sólo es beneficioso para el bolsillo sino también para el medio ambiente.
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Adiós a los acelerones
Al ponernos en marcha, podemos caer en el error de pensar que si pisamos varias veces el acelerador el motor se va a calentar antes y va a ofrecer una mejor respuesta. Error. La mecánica necesita de unos minutos para coger temperatura y ésta no la vamos a conseguir dando esos pisotones al pedal del gas, solo conseguimos revolucionarlo y malgastar carburante.
Meter segunda mucho antes
Hay que saber utilizar el cambio de marchas según el momento y las circunstancias. La primera velocidad sólo sirve para poner en movimiento el vehículo y transcurridos esos primeros metros (con 50 suele ser suficiente) hay que engranar la segunda lo antes posible. En caso contrario, lo que conseguiremos será revolucionar el motor, sinónimo de consumo, y no ganaremos velocidad.
Apagar el motor
El sistema Start&Stop forma parte del equipamiento de la mayoría de los coches de gama media que hoy podemos encontrar en el mercado. Gracias a él, el coche apaga el motor el tiempo que esté parado, evitando así el consumo de carburante durante este periodo, y vuelve a arrancar cuando nos vamos a poner en marcha.
Para ahorrar combustible, eso mismo lo podemos hacer nosotros girando la llave de contacto en las mismas situaciones sin esperar que el sistema sea automático. Aunque tampoco conviene abusar para no perjudicar a la batería y el motor de arranque (los coches con el dispositivo montado recurren a elementos específicos para soportar este mayor esfuerzo).
Cambia de marcha cuando toca
El motor consume según las revoluciones que indica el cuentavueltas. Aunque hay muchos coches que te indican en qué momento cambiar de marcha con alguna alerta visual, el conductor debe saber cuándo hacerlo porque es una de las formas de ahorrar combustible, sin caer en el ralentí y sin revolucionar el coche en exceso.
En un motor diésel se ha de cambiar en torno a las 1.500 revoluciones, mientras que un motor gasolina ha de hacerse a unas 2.000.
Aprovechar la inercia
La conducción debe ser tranquila y mantenida, hay que saber jugar con las inercias del vehículo. Son muchos los que siguen pisando el acelerador hasta que llegan al semáforo y sólo cuando están muy cerca frenan con brusquedad.
Si vas a detenerte, suelta el acelerador y deja que el coche pierda velocidad por sí solo de manera natural. De esta manera no gasta carburante. Y en las detenciones, la actuación de los frenos será inferior. Esta inercia se puede aprovechar también al alcanzar a un vehículo que nos precede en una carretera o al acercarse a una curva.
Subir las ventanillas
Hay veces que preferimos bajar las ventanillas a poner el aire acondicionado. Esto se puede admitir en ciudad, a baja velocidad y si no hay mucha polución, pero es contraproducente en carretera.
Al entrar el aire por las ventanas se rompe con el flujo aerodinámico de la carrocería y se genera un freno que obliga a un importante exceso de trabajo del motor, lo que se nota rápidamente en nivel del depósito.
Técnica del repostaje
El llenado del depósito se debe realizar aplicando media presión al gatillo de la manguera, porque apretando a tope se generan más gases y se incrementa la evaporación. Al acabar la operación, ya sin accionar el pulsador, hay que girar la boquilla para que caiga el combustible acumulado en la zona final de la misma.
No apurar el depósito
No tiene sentido apurar el depósito de gasolina por varias razones. Además de que podemos quedarnos sin combustible en cuanto surja alguna complicación (una gasolinera cerrada, un atasco o un desvío), en términos de ahorro la mayor presencia de aire en el depósito propicia que la evaporación aumente. Por si fuera poco, cuando el nivel es muy bajo la bomba puede succionar con más facilidad la suciedad acumulada en el fondo.
Desprenderse de lo innecesario
En estos desplazamientos solemos cargar el coche más de lo habitual, es lógico cuando debemos pertrecharnos con todo lo necesario para esos días de descanso.
Una vez que alcancemos nuestro destino es fundamental aligerarlo descargando todo el equipaje, además de desmontar la baca, el baúl o el portabicis si es que hemos recurrido a ellos para el viaje: su penalización aerodinámica incrementa muchísimo los consumos.
Presión de los neumáticos
Además de por razones de seguridad, es importante circular con la presión correcta en los neumáticos. Si están desinflados aumenta su rozamiento con el asfalto y, por tanto, el motor necesita un esfuerzo mayor para vencer esa resistencia, incrementándose el consumo hasta un 20%. Conviene revisar las presiones al menos una vez cada dos semanas y desde luego siempre antes de iniciar un viaje.
Ajustar la velocidad
Al margen de los consejos habituales de una conducción eficiente, en los viajes por carretera debemos prestar especial atención a la velocidad. Un incremento de 20 km/h se traduce en un aumento del consumo en torno al 45%, con lo que resulta evidente que debemos ajustar el ritmo a parámetros razonables y que, además, nos ayudará a evitar sanciones por exceso de velocidad.
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