El aire acondicionado es uno de los elementos de confort más apreciados en un automóvil, pero hay que saber utilizarlo convenientemente para obtener el máximo rendimiento contra el calor del verano y también por una cuestión de seguridad.
También de seguridad, sí, porque no es lo mismo realizar un viaje con altas temperaturas en el vehículo, que hacerlo con los grados apropiados. Según numerosos estudios, con una temperatura de 30 ºC en el coche, los errores de conducción aumentan un 20%. Por lo tanto, este punto afecta a la concentración. Además, el propio vehículo actúa de acumulador y la temperatura puede llegar a ser 20 ºC más alta que en el exterior.
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Por tanto, resulta necesario conocer cuál es la temperatura ideal que debemos elegir, así como seguir algunos consejos para hacer un uso correcto de todos los elementos del sistema de climatización o del aire acondicionado.
1. Qué hacer antes del viaje
La primera tentación es encender el ventilador a su máxima potencia en cuanto nos subimos al coche, pero debemos evitarlo. ¿Por qué? La puesta en marcha del sistema requiere un arranque a poca velocidad, y para ello lo que debemos hacer es ventilar el habitáculo durante unos instantes abriendo las ventanillas, mientras ponemos en marcha el ventilador a bajas revoluciones durante tres o cuatro minutos.
Esto se puede hacer, y es muy recomendable, mientras rodamos algunos metros. Si bien notaremos que el aire sale algo caliente al principio, en cuanto el sistema esté preparado y comience a salir un poco más fresco, podremos aumentar la velocidad del ventilador para que alcancemos la temperatura deseada lo antes posible. Una vez conseguida, iremos regulando la potencia hasta que la temperatura del aire acondicionado se mantenga con la menor velocidad posible.
2. Aire acondicionado: temperatura ideal
La pregunta surge en cuanto veamos que ya está listo el sistema. Es fácil que seleccionemos una temperatura errónea para los viajes, buscando un excesivo frescor y hacerlo rápidamente. ¿Lo ideal?: entre 22 y 24 ºC para desplazamientos largos. Conviene moverse en esa franja según el número de ocupantes y la percepción térmica de todos, pues cada persona tiene su propia temperatura corporal.
En este margen se evitarán resfriados imprevistos, pues viajar con los grados inadecuados puede provocar una diferencia excesiva entre la temperatura del interior del coche y la que notaremos cuando nos bajemos del mismo.
3. Las rejillas
Otra tentación en la que caen conductores y ocupantes: dirigir el chorro del aire acondicionado directamente hacia ellos, especialmente a la cara. Otro error. Los expertos nos recuerdan que no debemos orientar el aire directamente hacia el rostro o el cuello. Incluso podemos hacerse extensiva la restricción a cualquier parte del cuerpo. El resfriado y las bacterias acechan.
Teniendo en cuenta que el aire frío es más pesado que el caliente, dirigiremos hacia arriba las rejillas centrales. Esto provocará el movimiento continuo del aire por convección en el habitáculo. Las salidas laterales pueden dirigirse hacia las ventanillas para minimizar la temperatura que pueden alcanzar los cristales cuando el sol incide sobre ellos.
4. La humedad relativa
Si no la tienes en cuenta, apunta otro error. Es la gran olvidada a la hora de disfrutar del aire acondicionado. La franja recomendada para el cuerpo humano se sitúa entre el 40% y el 70%.
Si el sistema de refrigeración funciona correctamente y tiene el mantenimiento adecuado, trabajará con las cifras indicadas. Igualmente, también hay que tener en cuenta que estos sistemas de climatización suelen resecar el ambiente en nuestro coche.
5. No solo es comodidad
Si piensas que el aire acondicionado es solo cuestión de comodidad, vuelves a estar equivocado. Circular con una temperatura agradable en el habitáculo es algo que no solo nos hace los viajes más llevaderos: también desempeña su papel en la seguridad al volante.
Evita la fatiga, pues el cansancio se agudiza si pasamos calor realizando un desplazamiento, y la peligrosidad aumenta en relación a la duración del mismo. Hay que tomar agua cada cierto tiempo, aunque vayamos frescos en el coche. Algo sencillo que muchas veces, y más en verano, no lo tenemos suficientemente en cuenta.
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