Después de un invierno que se comió parte de la primavera y una primavera que no llegó del todo, al menos en buena parte de España, los coches lo han pasado mal: el frío, la lluvia, la nieve y mal tiempo en general castigan a los vehículos tanto como el calor intenso que va a empezar ya mismo. Y antes de que el sufrimiento tenga peores consecuencias debe hacerse una revisión a conciencia antes de los viajes de vacaciones.
Más allá de vigilar el estado de los neumáticos y su presión, de comprobar que el aire acondicionado funciona correctamente, que los cinturones y sus anclajes estén en perfecto estado, que las luces y los limpiaparabrisas den el servicio adecuado, hay algunos puntos de control imprescindible, según recuerda del comparador de talleres Autingo.
Filtros y aceite de motor
Una intervención necesaria. Los filtros de aceite, de aire, de habitáculo y de combustible se encargan de atrapar impurezas como el polvo, el polen, etc., y deben ser cambiados cada año para que sean eficaces. Y respecto al aceite de motor, debe encontrarse en los niveles adecuados para que el motor esté correctamente lubricado. El cambio de los cuatro filtros y del aceite cuesta 109 euros de media.
El aceite de la caja de cambios
Muchos conductores ni siquiera se habrán planteado su existencia… con razón. En los coches con caja de cambios manual el aceite suele ser de por vida, a menos que se realice una intervención en la propia caja; sin embargo, en las automáticas (cada vez más comunes) hay que atender a las recomendaciones del fabricante. El coste medio del cambio es de 61 euros.
El líquido anticongelante
El líquido anticongelante se encarga de controlar que el coche funcione siempre bajo los grados idóneos. Pero con el paso del tiempo pierde sus propiedades y se consume, de modo que se recomienda una revisión cada dos años o 30.000 kilómetros. Si hace falta cambiarlo, costará 42 euros.
El líquido de frenos
No hace falta decir que se trata de un elemento fundamental para la seguridad. Si no se encuentra en perfecto estado, no transmitirá correctamente la fuerza ejercida sobre el pedal, dañará los frenos y comprometerá la fiabilidad al volante. El cambio suele hacerse cada dos años (52 euros).
Los amortiguadores delanteros
Se encargan de soportar la carga que lleva el coche, la suspensión, controlar la dirección del vehículo y asumir las irregularidades del terreno, entre otras funciones. En caso de que se note que el coche pierde estabilidad en las curvas, que al frenar se inclina hacia adelante o se desgastan los neumáticos de manera irregular, quizá ha llegado la hora de cambiarlos. El coste asciende a 201 euros de media.
Los amortiguadores traseros
Al igual que los delanteros, los amortiguadores traseros también son cruciales para una conducción segura. Cambiarlos resulta algo más económico, con un precio medio de 130 euros.
Los discos de freno delanteros
El uso y paso del tiempo, unido al estado de las carreteras y el estilo de conducción los somete a un enorme desgaste. A veces una fuerte vibración en la dirección al frenar suele ser señal de que ha llegado la hora de hacer una sustitución de los discos de freno, cuyo coste ronda los 103 euros.
La bomba de agua
Es la responsable de que el líquido refrigerante circule con normalidad y mantenga el motor con la temperatura adecuada. Pero la bomba se puede estropear. Basta con revisar si hay alguna fuga del líquido que pueda poner en riesgo la refrigeración. Sustituir la bomba supone un desembolso medio de 71 euros.
Las pastillas de freno delanteras
Su principal función es presionar el disco de freno para ralentizar la velocidad del vehículo y están sometidas a un enorme desgaste. Si las pastillas no tienen grosor suficiente, la superficie de contacto es de menor calidad y el frenado no será óptimo. Una sustitución supone entre 54 y 70 euros.
El termostato
Controla la temperatura del motor y regula la circulación del líquido refrigerante según la necesidad. Debe revisarse porque puede ocurrir que la válvula que controla el paso del líquido esté abierta constantemente; impedirá que el motor se caliente, pero aumentará el consumo de combustible. También puede ocurrir que la válvula esté cerrada, y al no circular el refrigerante el motor se sobrecalentará, con consecuencias irreversibles. Sustituir el termostato costaría de media 62 euros.
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