Llévame por el camino más verde

Los sistemas de navegación permiten elegir una nueva opción de ruta: el itinerario más eficiente o de menor consumo.

Ruta corta o rápida. Un criterio de guiado que se debe introducir en el navegador del coche antes de iniciar camino al destino. Pero a esta doble opción se ha sumado últimamente una tercera, la ruta más eficiente o de menor consumo, que está ya presente en muchos sistemas GPS y permite reducir el gasto de energía, ya sea en modelos térmicos o eléctricos. Para Ricardo Olalla, director de ventas del área de soluciones de movilidad de Bosch, el “ahorro puede acercarse al 10%”.

Los dispositivos se basan “en la orografía y las características de las vías”, señala Olalla, y tratan de ofrecer “el mejor compromiso entre consumo y duración”. Pero si el sistema dispone además de “información actualizada del tráfico”, continua Olalla, “podrá evitar atascos, lo que supondrá un ahorro adicional”. El avance beneficia a todos los automóviles, con independencia de su tipo de motor.

Qué tipo de vías se van a recorrer, la velocidad máxima permitida en los distintos tramos y el relieve de la ruta, son algunos de los parámetros que los GPS utilizan para calcular cuál será el trayecto que implique el menor consumo. Y es que no es lo mismo circular por ciudad que por autopista, subir un puerto de montaña que rodar por terreno llano. El itinerario eficiente que recomiende el navegador puede implicar tardar algunos minutos más, o no, pero siempre se asociará a gastar menos, porque el recorrido alternativo consistirá en, por ejemplo, circunvalar la ciudad por autovía en vez de atravesarla (siempre dentro de unos márgenes razonables de equivalencia), o en seleccionar calles que acumulen un menor número de semáforos o una mayor cantidad de metros de bajada.








Vista 3D de un navegador de última generación.




El siguiente nivel introduce la actualización del tráfico en tiempo real, y los imprevistos que puedan surgir en el recorrido (obras, accidentes…). Y proporciona una información más completa. Ángel Sevillano, director general de Tom Tom para España y Portugal, opina que “todo puede cambiar cada día” y que la clave está en informar al conductor, al momento, de lo “que se va a encontrar en su recorrido”. Sevillano asegura que su sistema se actualiza cada “dos minutos” y que tiene en cuenta varias fuentes, desde los clásicos boletines de tráfico de la DGT hasta las cámaras de circulación y las bandas que se colocan en el suelo para medir el tránsito de vehículos. Pero, sobre todo, son los propios usuarios los que forman una comunidad en permanente contacto, porque sus GPS envían información al centro de control, que la remite a su vez a los demás conductores. Así, todos sabrán si se ha producido una incidencia en su recorrido que conviene evitar.

Garmin trabaja con metodologías similares. Natalia Cabrera, directora de márquetin de la firma, indica que “todos los navegadores [de la marca] cuentan con la opción de EcoRoute”, que es como denominan la función de ruta de bajo consumo. Algunos, además, son compatibles con la opción EcoRoute HD, un programa informático (se descarga en el GPS) que monitoriza la conducción y ayuda a circular de forma más eficiente, mostrando la calidad del manejo en términos de consumo (puntuando cómo se acelera y frena, entre otras cosas) y poniendo de relieve una gran variedad de datos (coste por kilómetro, consumo por tramos, emisiones…) que permiten vislumbrar cómo y dónde se podría mejorar. La propuesta resulta similar a la que los fabricantes de automóviles aplican en sus modelos híbridos y eléctricos, que suelen incorporar ordenadores de viaje más completos de lo normal y similares al descrito.

Pero la evolución tecnológica va a permitir ir más allá. Los fabricantes de automóviles, junto con compañías como Bosch y Continental, trabajan en lo que se denomina como horizonte electrónico. A grandes rasgos, se trata de una navegación más avanzada, que combina Internet y soluciones de realidad aumentada para ofrecer una precisión superior y mayores frentes de aplicación. Entre otros avances, permitirá conectar el GPS y sus funciones con la mecánica del vehículo, para que interactúen entre sí y mejoren los resultados prácticos.

Ricardo Olalla explica que, gracias a los datos del horizonte electrónico, el “sistema de gestión de la mecánica calcula dinámicamente la energía necesaria [para un determinado trayecto] y ajusta el motor de combustión o eléctrico” en consecuencia. “Un mapa más preciso, con información orográfica milimétrica, trazado de curvas, limitaciones de velocidad y estado de los semáforos, ayudará [por ejemplo], a que los controles de crucero inteligentes puedan adaptar el ritmo del coche a todas estas situaciones, mejorando la eficiencia”. Las pruebas preliminares reflejan ahorros de consumo de hasta el 15%.








Detalle de un panel de control digital.




Helmut Matschi, por su parte, miembro del consejo ejecutivo de Continental, se muestra convencido de que al recibir toda esta información, el “sistema de propulsión podrá optimizar funciones como la conducción a vela [el motor se desacopla de la transmisión para eliminar rozamientos y avanzar con la inercia] y la regeneración de energía [eléctrica; en las desaceleraciones, frenadas y descensos]”, un aspecto que cobra una importancia especial en los modelos eléctricos e híbridos enchufables.

El horizonte electrónico hará que los navegadores se conviertan en auténticos ordenadores, y será uno de los pilares sobre los que se apoyará la conducción autónoma, sin intervención humana, cuyas primeras aplicaciones, como el piloto automático completo para autopista, se esperan para 2020. Hoy en día, algunos modelos alemanes de prestigio incluyen ya un paso previo muy cercano, el asistente para atascos.

Una de las primeras aplicaciones comerciales de esta nueva relación entre el navegador y la mecánica llegará este mismo año, en junio, con el nuevo todoterreno grande de Audi, el Q7. El modelo reúne Internet a velocidad 4 G, mapas que pueden actualizarse en línea y el bautizado como Asistente Predictivo de Eficiencia, que agrupa varias funciones. Al introducir una dirección en el GPS y seleccionar el recorrido, el coche sabe cómo es la ruta y por dónde se va a pasar. Y así, puede programar la mecánica para consumir lo mínimo posible, conectando, por ejemplo, la conducción a vela en todos los tramos posibles. La marca estima que, solo con esta aportación, se puede reducir el gasto un 10% en los trayectos interurbanos.

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