No te la juegues en verano cuando vas en moto

Está costando. Pero parece que, poco a poco, el buen tiempo tiene intención de ir quedándose con nosotros, ahora que estamos ya a una semana vista del inicio oficial de la estación veraniega. Y con el calorcito, empiezo a ver cada día más motos en las calles de la ciudad, en las carreteras, aparcadas a las puertas de las oficinas y en las aceras de las terrazas de copas. Es momento, sin duda, de disfrutar de nuestra pasión con menos condicionantes que en otras épocas del año, cosa de la que yo, como motorista, me felicito igualmente.

Sin embargo, también me horroriza comprobar la equipación con la que circulan algunos de estos usuarios. Muchos son motoristas estacionales, aquéllos que sólo sacan su máquina cuando el clima acompaña; otros, por el contrario, circulan todo el año pero al llegar el buen tiempo parecen relajar las costumbres. Y ruedan, unos y otros, en camiseta, sin guantes, con zapatillas e incluso sandalias o cascos que sirven para poco más que evitar las multas (algunos ni eso porque carecen de homologación). Tremendo error, como podrá refrendar cualquiera que haya sufrido no ya un grave accidente, simplemente una caída a baja velocidad sin llevar el equipo adecuado.

Sé que todo esto suena a Perogrullo y que resulta reiterativo. Sin embargo, el fenómeno se produce hasta la saciedad. Niñas monas con los pies al descubierto, ejecutivos con chaqueta y corbata pero sin guantes, repartidores de casi todo con minúsculos cascos a modo de birrete… En fin, un auténtico despropósito que todos hemos podido presenciar y al que, me la impresión, nos vamos acostumbrando con la resignación de lo inevitable. Pues yo no, no quiero resignarme y si solo uno de los que leáis estas líneas pensáis en el asunto la próxima vez que os pongáis al manillar de vuestra moto o scooter, me daré por satisfecho y me compensará que todos los demás me llaméis pesado… con razón.

Y es que no hay excusas para equiparse convenientemente también en verano. Parece que nos preocupa más el frio o la lluvia que dejarnos la piel en el asfalto. Porque la oferta de la industria del accesorio de la moto es tan amplia y de tanta calidad que no nos sirve aquel manido discurso de que no encontramos prendas cómodas y fresquitas o que son demasiado caras. Eso es engañarse a uno mismo, a nadie más. Cada motorista es el primer responsable de su propia seguridad, así que no hay razones convincentes para no comprar una chaqueta con sus protecciones pero perforada para que el aire circule como si no la lleváramos; unos guantes finos que nos protegerán la manos sin que apenas nos demos cuenta de que los llevamos; un calzado diseñado para usar en la moto con altas temperaturas; y, por supuesto, un casco que cumpla su función con plenas garantías, preferiblemente integral en cualquier circunstancia (aunque esto último es ya más una preferencia personal).

Podemos relajarnos, pensar que a nosotros nunca nos pasará nada, que para ir al trabajo o la facultad en moto no hace falta tanta parafernalia, que eso de protegerse es para los pilotos o los quemados… Yo sólo puedo decir que sentiré mucho que pienses así. Sufriré cada vez que me cruce contigo por la carretera, cada vez que un coche se te acerque más de la cuenta en la ciudad… No hay una fórmula mágica para no caerse en moto, pero sí para hacerte mucho menos daño. Tú decides. Yo ya lo he hecho…