En la lucha contra el robo de vehículos de dos ruedas, una innovadora solución ha surgido desde Francia, prometiendo cambiar las reglas del juego. Se trata del CactUs Lock, un típico candado en forma de U que, en lugar de recurrir a la fuerza bruta o a sofisticadas alarmas, utiliza un arma mucho más desagradable: un hedor insoportable a carne en descomposición.
La ingeniosa mente detrás de esta peculiar creación es la de Aiko Leroux, una ingeniera francesa que, tras sufrir el robo de su propia bicicleta, decidió tomar cartas en el asunto. Frustrada por la ineficacia de los candados convencionales, Leroux se propuso diseñar un sistema que disuadiera a los ladrones desde el primer intento.
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Olor a cadáver
El resultado es el CactUs Lock, un candado que, a simple vista, no difiere mucho de sus homólogos. Sin embargo, su secreto reside en su interior: un mecanismo que libera un gas con putrescina, una sustancia orgánica tóxica que se forma cuando se descomponen las proteínas y los aminoácidos de un cadáver, responsable del olor a carne podrida. Según sus creadores, el hedor es tan intenso que solo una máscara de gas podría proteger contra él.
El CactUs Lock ofrece triple protección: resistencia física certificada, disuasión visual con advertencias claras y, en caso de intento de corte, el gas maloliente que hace el robo insoportable. La idea es simple, pero efectiva: hacer del robo una experiencia tan desagradable que el ladrón prefiera desistir y buscar un objetivo más fácil. Si bien el olor no causa daño físico, su intensidad puede provocar irritación ocular y, sobre todo, una profunda sensación de náuseas.

Se buscan probadores
Actualmente, el CactUs Lock se encuentra en fase de pruebas, con la empresa reclutando usuarios dispuestos a probar el producto y compartir sus experiencias. Aunque no se regalan unidades, los participantes pueden adquirirlo a un precio reducido: 179,99 euros, en lugar de los 259,99 euros que costará en el mercado.
Ha sido diseñado para bicicletas y patinetes eléctricos, la compañía está desarrollando el sistema para motocicletas. Si la idea resulta exitosa, se abre un abanico para ver en el futuro candados con olores aún más repulsivos, o incluso sistemas combinados con alarmas y rastreadores GPS.

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