Fue a finales de 2020 cuando BMW se reconciliaba con el segmento de las grandes motos turísticas de estilo clásico con la R 19. Habían pasado más de 15 años desde el final de la producción de la R 1200 C (Cruiser), su anterior intento de conquistar parte de un mercado prácticamente monopolizado por Harley-Davidson.
Desde comienzos de esta década, la marca alemana ha lanzado hasta cinco versiones sobre el modelo base, una moto inspirada en las referencias estadounidenses de su filosofía pero con un imponente motor bóxer (dos cilindros opuestos) de nada menos que 1.802cc. Con distintos enfoques de utilización, incluyendo el más viajero de la Transcontinental, BMW ha querido ofrecer a cada cliente una propuesta capaz de satisfacer sus necesidades.
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Sin embargo, la aceptación de la R 18 en el mercado español no está siendo el esperado, incluso teniendo en cuenta que se trata de un producto de ventas reducidas y precio elevado. Las matriculaciones en 2022 fueron de 219 unidades, mientras en lo que va del presente ejercicio han salido de los concesionarios 101 motocicletas, con lo que su cierre puede estar en cifras similares al anterior.
Tanto es así que la propia marca evitó referencia alguna al modelo en el comunicado en el que se reflejaban su récord de ventas del pasado año. BMW vendió en todo el mundo 202.895 unidades, un éxito que justifica por acepración de la R 1250 GS, sus modelos deportivos de cuatro cilindros, incluso las pequeñas G 310 en sus variantes R y GS. Sin embargo, ni rastro de datos sobre la R 18, sin duda a causa de un rendimiento comercial por debajo de lo esperado.
Esfuerzos baldíos
Son datos reducidos para un modelo con potencial de crecimiento en el mercado, especialmente de las versiones más recientes, y por debajo del rendimiento de las propuestas más exitosas de BMW Motorrad. Su modelo de referencia es la popular, pese a su tarifa, R 1250 GS que cerró el último curso completo de 2022 con 1.917 matriculaciones.
La R 18 también se beneficia de las ventajosas condiciones de financiación que ofrece la marca alemana a todos sus clientes, uno de los indiscutibles pilares comerciales para su éxito al permitir el acceso a su gama a muchos más clientes gracias a cuotas reducidas. Sin embargo, ni este importante valor añadido ha servido para posicionar la moto como cabría esperar.
Tampoco han dado el resultado previsible los esfuerzos de BMW en la promoción del modelo, derivando gran parte de sus inversiones en comunicación y publicidad hacia la conquista de un nuevo perfil de cliente que no termina de llegar. Utilizando los soportes más solventes del entorno digital y personalidades influyentes en diferentes ámbitos, la estrategia centralizada en la R 18 ha desplazado a otros modelos esenciales de su oferta.
El año del centenario
Incluso un hito irrepetible como el centenario de BMW Motorrad ha quedado eclipsado en ese intento de posicionar a la R 18. La marca bávara fabrica motos desde 1923 y la efeméride de su siglo de existencia se preveía como uno de los grandes momentos de su historia reciente, cuando en realidad está pasando desapercibida. Una oportunidad perdida para poner en valor una tradición, conocimiento, experiencia y prestigio de los que muy pocas marcas del sector de las dos ruedas pueden presumir.
La gama R 18 acusa serios problemas estructurales que lastran su despegue definitivo. Para empezar, su aportación al segmento es irrelevante, ninguno de sus versiones es original o diferenciadora en lo esencial de otros modelos competidores. Muy al contrario, un planteamiento tan similar al de motocicletas de Harley-Davidson o Indian penaliza a un producto que debería tener su propia personalidad (tan importante en este segmento) más allá de la tecnología.
La calidad es otro de los puntos débiles de la R 18. Con precios base que van desde los 22.950 euros (versión básica) hasta los 33.830 euros (Transcontinental), el cliente espera un nivel de terminaciones que no ofrece BMW en estas motocicletas. Una circunstancia inédita en la marca, caracteriza por representar como pocas lo que representa una moto de posicionamiento prémium.
La calidad de algunos plásticos, los problemas con su sistema de marcha atrás, un propulsor de tamaño desmesurado que desequilibra el conjunto, un carenado frontal muy deficiente en relación a las referencias del segmento, al igual que las maletas laterales, una ergonomía capaz de penalizar a usuarios de determinada talla… Son aspectos que, desde luego, no han contribuido a que la R 18 se convierta en una alternativa seria para los entusiasta de esta tipología de motocicletas.
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