Los niños son como esponjas, están atentos a todo, aprenden todo y, sobre todo, son unos inconscientes. Sí, no nos engañemos: ésta última es una cualidad realmente importante, porque gracias a ella son capaces de subirse a una tabla de skate, unos esquíes, una moto o un quad y probar sin temor a las posibles consecuencias… lo que a la larga se traduce en auténticos cracks. Aquí un par de ejemplos.
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