La familia Sportster de Harley-Davidson nació en 1957. Así que cerca ya de convertirse en sexagenaria, la marca de Milwaukee trabaja con denuedo para mantener su vigencia siendo fiel a los conceptos que inspiraron al modelo original: agilidad, manejabilidad, ligereza e incluso cierto minimalismo. Propone así con ingenio versiones inéditas como la reciente Roadster, que busca precisamente reforzar todas esas cualidades para que los amantes de las motos de este estilo puedan sentirse identificados con su diseño cargado de carácter y su deportividad.
Más pronto que tarde llegará el turno de una renovación profunda de las Sportster, pero mientras tanto Harley sigue dándole vueltas a lo que tiene con actualizaciones estéticas y ciertas mejoras técnicas. La Roadster apunta a la esencia del modelo, con un guardabarros trasero recortado, un asiento biplaza de alturas diferenciadas, manillar bajo y escapes especiales con protectores perforados.
Pero hay mucho más que estilo en la recién llegada. La deportividad de la versión viene definida por las llantas de aleación, su doble disco de freno delantero y, sobre todo, unas suspensiones especialmente cuidadas: horquilla delantera invertida con barras de 43mm de diámetro y cartucho único junto a unos amortiguadores traseros de gas y regulables en precarga.
El motor también es el superior de la familia, ya que se trata de la versión de 1.200 cc del famoso Evolution de dos cilindros en V refrigerado por aire, como es norma en HD (salvo contadas excepciones). Sin potencia oficial declarada, una entrega de par contundente es lo que destaca de este propulsor y le confiere unas aceleraciones adecuadas para su filosofía. Tampoco aporta variaciones en la transmisión: el cambio sigue siendo de cinco relaciones y el movimiento llega a la rueda trasera a través de una correa dentada.
La Harley-Davidson Sportster Roadster ya se vende en los concesionarios de la marca desde 13.100 euros, un precio que varía en función de la elección de los cuatro colores disponibles.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.