Triumph Speed Twin: cuando la deportividad se vuelve razonable

La nueva propuesta de la marca británica destaca por su polivalencia de utilización y su dinamismo.

Triumph
La Triumph Speed Twin combina un estilo inconfundible con mucha polivalencia. | Triumph

Pocas marcas como Triumph han sabido desarrollar con tanto acierto, y con tanto éxito, la reinterpretación de conceptos imperecederos de la industria. Las denomina modernas clásicas y su última propuesta es la Speed Twin, una moto que evoca la homónima de 1938  que fue la primera con motor bicilíndrico en paralelo que se produjo en serie. Se trataba de una máquina ágil, dinámica y rebosante de sensaciones, las mismas cualidades que pretende ofrecer, corregidas y aumentadas, el último modelo de la gama británica.

Lo cierto que la nueva Speed Twin combina con acierto estilo, polivalencia y dinamismo. Su diseño es genuinamente Triumph, rebosante de personalidad y con una belleza serena que enamora cada día a más motoristas. Especialmente a los de cierta edad, aquéllos que en su momento suspiraban por las atractivas motos inglesas que llegaban con cuentagotas al mercado español

Es una máquina de dimensiones bastante compactas, con un sillín a 807 mm del suelo que lo hace accesible para usuarios incluso de talla media (se llega bien con los pies al suelo a partir de 1,70 metros de estatura) y un peso en seco de 196 kilos, que son una decena menos que la deportiva Thruxton. La dieta se aprecia en la manejabilidad de la Speed Twin, tanto en maniobras en parado como en cambios de dirección en carretera, que realiza con inmediatez y sin mayor esfuerzo por parte del motorista.

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Y es que cuenta con una configuración específica de chasis y suspensiones que se revela muy equilibrada. La posición de conducción y la comodidad son más que suficientes para el día a día, sin que por ello deba realizar grandes renuncias en términos de dinamismo en una utilización algo más deportiva. Retomando la referencia de su hermana Thruxton, obviamente no es tan rápida y efectiva en un pilotaje al límite, pero en contrapartida se antoja mucho más racional en el 90% del uso que le darán buena parte de los interesados en una moto de esta filosofía, que tampoco apunta a la deportividad extrema.

Motor bicilíndrico

A esas sensaciones gratificantes contribuye igualmente un propulsor bicilíndrico en paralelo, de 1.200cc, ocho válvulas y una potencia de 90 CV. Un rendimiento suficiente de nuevo para el planteamiento de la Speed Twin, enfocada al disfrute pero sin los excesos ni exigencias de otro tipo de motos más radicales, que nada tienen que ver con su concepto. Esto no supone, en absoluto, que no se pueda disfrutar con la nueva Triumph. Muy al contrario, la entrega constante de su potencia, una curva de par muy plana y progresiva, el buen escalonamiento del cambio de seis velocidades y el sonido de sus escapes son ingredientes valiosísimos para deparar muchos momentos de satisfacción al manillar.

La frenada, con dos discos delanteros flotantes y uno trasero, las suspensiones (horquilla delantera de 120mm de recorrido y dos amortiguadores traseros con la misma carrera) y unos neumáticos Pirelli Diablo Rosso 3 de excelente tacto aparecen en sintonía con el resto del conjunto. Así, sin estridencias pero con efectividad, la Speed Twin cumple con nota ante cualquier exigencia de su propietario: desde práctica moto urbana a herramienta de diversión en escapadas dominicales, sin renunciar incluso a desplazamientos más ambiciosos en kilometraje, siempre que el piloto sea capaz de soportar la nula protección aerodinámica de un faro delantero desnudo. Incluso se puede utilizar en compañía por su asiento biplaza, con relativa comodidad aunque este no parece precisamente su cualidad más sobresaliente.

Tan sólo, durante una breve de contacto, la Speed Twin reveló ciertas carencias a velocidades elevadas. Rodando rápido por autovía, el tren delantero perdía algo de su aplomo y la dirección se mostraba menos estable, con ligeros movimientos del manillar que quizá se podrían resolver con una solución tan simple como la utilización de un amortiguador de dirección. 

Completo equipamiento

Sin duda lo que en Triumph bordan es la convivencia del espíritu clásico, ese concepto que no pasa de moda, con una tecnología adaptada a las necesidades del motorista actual. Si su ingeniera es avanzada, no se queda atrás el equipamiento funcional y de seguridad. La lista de elementos destacables es larga, yendo desde el control de tracción desconectable hasta la disponibilidad de tres modos de conducción, pasando por un embrague con función anti-rebote, un inmovilizador electrónico contra los robos, la toma de corriente USB bajo el asiento, faro halógeno delantero, piloto trasero e intermitentes de LED, una completa instrumentación analógica con dos pantallas digitales de información…

La Triumph Speed Twin esgrime argumentos sobrados para convertirse en un éxito dentro de la gama clásica de la marca, capaz de convencer a usuarios de perfiles muy variados y siempre con un estilo inconfundible que envuelve un conjunto de lo más equilibrado. Ya está a la venta en  la red de concesionarios en tres opciones de color: negro (13.100 euros) o gris y rojo con detalles decorativos pintados a mano (13.400 euros). Los precios incluyen cuatro años de garantía (dos oficial de la marca y otros dos de extensión a través de una póliza de seguro con Allianz) sin límite de kilometraje.

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