No son los coches más prácticos, ni los más austeros en sus consumos. Pero reivindican los contenidos lúdicos del automóvil, tanto en la línea como, sobre todo, en lo que transmiten al conducirlos. Los cupés y deportivos, con sus potentes motores y sus siluetas afiladas, están pensados para disfrutar al volante.
En esta prueba se enfrentan cuatro modelos de última generación con motores turbo de gasolina y tarifas asequibles o al menos no prohibitivas: de 23.000 a 33.000 euros. Son los Kia Pro_Cee’d, Peugeot RCZ, BMW 220i Coupé y Hyundai Veloster, cuatro deportivos de planteamientos diferentes. Se impone el primero, un familiar compacto tipo GTi. Y tras él se sitúa el Peugeot RCZ, un deportivo 2+2 plazas; el BMW 220i Coupé, la versión cupé del Serie 1, y el Hyundai Veloster, otro cupé, pero de tres puertas.
Conclusión
El Kia domina porque ofrece un diseño con estilo y prestaciones deportivas al precio más asequible. Y añade el interior más amplio y un equipo de serie y una garantía imbatibles. El Peugeot es el más pasional y divertido, con un motor y cambio de más carácter y el comportamiento más deportivo. Pero le falta espacio atrás y no es barato. El BMW gana hasta que se valora la economía. Destaca por su calidad, tecnología y propulsión trasera, gasta menos y tiene más maletero, pero es el más caro. El Hyundai es muy original, incluye un buen equipo de serie y cinco años de garantía. Pero le falta también espacio atrás.
El BMW domina las puntuaciones hasta que entran en juego el precio y el equipo de serie. Y es ahí donde el Kia Pro_Cee’d GT vence con holgura. Este coche es en realidad la versión superior de la carrocería tres puertas del Cee’d, un auténtico GTi, aunque con una carrocería más baja y afilada de lo habitual que acerca su silueta a la de los cupés. Vence porque ofrece un diseño atractivo con muchos detalles personalizados y un motor suave y potente. Además, es el único con cinco plazas, pero sobre todo tiene el mejor precio, un equipo de serie imbatible y la garantía más completa: siete años o 150.000 kilómetros. El Pro_Cee’d se vende con tres motores de gasolina: 1.4 de 100 CV (desde 11.984 euros), 1.6 GDi de 135 CV (15.019) y el 1.6 T-GDi de 204 CV (23.295) de la prueba. Y hay dos 1.6 turbodiésel de 110 y 128 CV (14.127 y 19.387).
El Peugeot RCZ logra el segundo puesto por su exquisita deportividad, que se refleja en todo, desde el tacto rápido y preciso del motor, el cambio y los mandos, hasta su comportamiento y prestaciones. Es el más rápido y eficaz, pero tiene las plazas traseras menos utilizables. Cuenta con tres versiones de gasolina: 1.6 THP de 155 y 200 CV (30.650 y 33.600 euros), el RCZ R de 270 CV (42.900) y un 2.0 HDi turbodiésel de 163 CV (33.600).
A continuación se sitúa el BMW 220i Coupé, que acaba de salir. Aporta una línea atractiva, cuatro plazas utilizables y una mecánica impecable. Destaca por su calidad de conjunto y es el que menos ha gastado en la prueba, pero le perjudica el precio y un equipo de serie limitado. Se vende con tres versiones diésel: 218d de 143 CV (desde 29.900 euros), 220d de 184 CV (33.900) y 225d de 218 CV (40.900). Y con el 220i de gasolina y 184 CV de la prueba (32.900).
El Hyundai Veloster es un cupé de diseño rompedor que busca el sentido práctico añadiendo una tercera puerta en el lado derecho. Sus mejores armas son una línea original, un buen equipo de serie y la garantía de cinco años sin límite de kilómetros. Y se vende con dos motores de gasolina: 1.6 GDi de 140 CV (25.940) y el 1.6 Turbo GDi de 186 CV de la prueba (27.887).
Los precios de los Kia, Hyundai y Peugeot ya llevan sus descuentos, el BMW no tiene promoción y ninguno incluye el Plan Pive.
Conducción
Estos cuatro modelos tienen un planteamiento deportivo y ofrecen unas cualidades dinámicas superiores a lo habitual en coches de su tamaño, y sobre todo una agilidad sobresaliente en zonas viradas. Pero dentro de esa base común presentan algunas diferencias. Salvo el BMW, todos llevan mecánicas de 1.6 litros con turbo y cambios manuales de seis marchas que rinden 186 CV en el Hyundai, 200 CV en el Peugeot y 204 en el Kia. El Serie 2 se desmarca con un 2.0 turbo de 184 CV y la unidad de pruebas incluía además una caja automática de ocho velocidades. Y a pesar de la diversidad, todos ofrecen prestaciones brillantes para disfrutar su poderío, aunque los consumos varían mucho según la conducción.
El motor más vigoroso es el del RCZ, que responde con más carácter que los demás y aporta una respuesta inmediata y un sonido muy sugerente. Y es el más rápido y contundente de los cuatro. Los otros tres son parecidos, porque gracias al turbo empujan ya con poderío desde apenas 2.000 vueltas hasta la zona roja del cuentavueltas, situada por encima de las 6.000 revoluciones. Pero el BMW tiene más carácter a medio régimen y una respuesta más inmediata al acelerador. Y aunque los dos anuncian menos potencia que el Kia, corren igual y son un poco más rápidos que el Veloster.
El Peugeot tiene el conjunto más deportivo, tanto por tacto como por reacciones. Para empezar, ofrece el tacto más directo en los mandos y responde de forma más instantánea a las órdenes del conductor. Y añade una suspensión algo más firme y ruedas un poco más anchas que transmiten con más exactitud lo que pasa entre el volante y la carretera, y aportan un agarre extra. El BMW tiene doble personalidad. La suspensión es blanda en la primera parte del recorrido, como la de las berlinas, pero después, una vez que apoya en la curva, se comporta con precisión y resulta muy estable y aplomado. Y ahí es donde se disfruta su eje delantero, el más preciso, y las ventajas de su propulsión trasera al trazar las curvas, que permite redondearlas mejor.
El Kia destaca por la facilidad de conducción y la homogeneidad de sus reacciones, que le sitúan entre los mejores compactos del mercado. Se mueve muy poco en curva y tiene un tacto suave, noble y agradable que da confianza.
El Hyundai tiene reacciones muy parecidas al Pro_Cee’d. Equipa neumáticos algo más pequeños, pero muestra un equilibrio de suspensiones incluso mejor. Así, se inclina menos al entrar en la curva, aunque luego los controles electrónicos le frenan en exceso porque actúan demasiado pronto para un coche deportivo.
Los cuatro frenan bien, aunque los dos europeos paran en menos metros, una ventaja en caso de apuro. Y todos ofrecen una calidad de conducción notable, con un tacto de mandos muy preciso, aunque el Hyundai se queda un poco por detrás.
Vida a bordo
La línea deportiva de estos coches penaliza las plazas traseras, y cuanto más baja y afilada es la carrocería, menos amplios son por dentro. Así, el más desahogado es el Kia, que tiene una silueta a medio camino entre un compacto de tres puertas tipo Golf y un cupé. Aparte de ser el único homologado para cinco plazas, aporta unos buenos asientos delanteros que envuelven muy bien el cuerpo. Y atrás es el que ofrece más altura y el único con suficiente anchura para alojar a tres adultos. El BMW también está bien resuelto, tanto delante, con un puesto de conducción impecable, como detrás, donde ofrece suficiente espacio para las piernas, pero a costa de un respaldo demasiado vertical que penaliza el confort en viajes largos. Y no incluye asideros en el techo para agarrarse en las curvas.
El Hyundai es bastante correcto delante y aporta el mejor acceso a las plazas traseras, porque incluye una tercera puerta muy peculiar en el lado derecho. Sin embargo, solo puede alojar atrás a dos pasajeros, y de estaturas comedidas, porque aunque tiene suficiente espacio para las piernas, se toca con la frente en el borde posterior del guarnecido del techo y con la cabeza en la luneta trasera. Por último, el Peugeot es un auténtico 2+2 y las plazas traseras solo sirven para niños o emergencias en trayectos cortos: están muy limitadas en altura al techo y espacio para las piernas, y el diseño del asiento tampoco permite más. Los maleteros son todos generosos para el tamaño de estos coches, unos 340 litros reales, pero el BMW aprovecha mejor el diseño de su carrocería con la zaga separada y llega a los 380 que anuncia. A cambio, renuncia a la funcionalidad que aporta el portón trasero de los demás. Por lo demás, el Kia ofrece los mejores huecos para objetos y aprovecha muy bien la zona del cambio para habilitar un par de repisas muy prácticas y dos posavasos.
Los dos modelos europeos aportan también una calidad de acabados algo superior. El Peugeot, por su presentación, con una instrumentación elegante y detalles lacados en negro que realzan el ambiente. El BMW es el más clásico y también algo austero, pero presenta una calidad de materiales y una solidez de ajustes a toda prueba. Entre los coreanos, el Kia es bastante vistoso y presenta un ambiente muy deportivo y elaborado, aunque desentonan los plásticos del salpicadero, que son un tanto pobres. El Veloster es el más discreto por presentación y diseño, pero incluye unos materiales y ajustes algo mejores que el Kia.
El BMW tiene los reglajes de suspensión más suaves, absorbe mejor y es el más cómodo para viajar. En cambio, los otros tres modelos recurren a suspensiones más enérgicas y resultan más secos en las irregularidades y penalizan el confort en asfaltos deteriorados. Por último, el BMW y el Kia son los mejor insonorizados y dejan oír menos los ruidos del motor y la rodadura. Y aunque el Hyundai y el Peugeot no son ruidosos, están menos aislados.
Consumos
Los motores turbo de gasolina de estos coches no son austeros y varían mucho su consumo según el tráfico y la conducción.
El mejor ha sido el BMW: siete litros en conducción suave, algo más de ocho en tráfico urbano (el único con start & stop) y entre nueve y diez estirando las marchas. El Peugeot gasta casi igual, pero no lleva start & stop y sube a nueve en ciudad. Y los coreanos consumen un litro más: ocho en uso tranquilo y más de diez apurando las marchas y en tráfico urbano.
Las emisiones de C02 reflejan esos consumos. El BMW es el mejor (142 g/km), seguido del Peugeot (155), el Hyundai (157) y el Kia (171 g/km).
Precios y equipamiento
Ventaja del Kia. Cuesta 23.295 euros (descuentos incluidos) y tiene una relación entre precio y caballos de potencia casi imbatible en España. El Hyundai sube ya a 27.887, y los europeos cuestan 30.600 el Peugeot y 32.950 el BMW.
El equipo de seguridad es correcto: seis airbags, ABS, control de estabilidad ESP y sensor de presión de ruedas. La única excepción es el Peugeot, que incluye solo cuatro airbags, porque tiene unas plazas traseras simbólicas y prescinde de los de cortina.
Aparte del equipo de seguridad, todos vienen con climatizador, ordenador de viaje, radio-CD con mandos en el volante, bluetooth, sensor de faros y llantas de aleación (16 pulgadas el BMW y 18 los otros). Salvo el Hyundai, suman el sensor de lluvia, y todos menos el Peugeot, el botón de arranque. El control de crucero, los sensores traseros de aparcamiento (con cámara en el Kia) y los retrovisores con plegado eléctrico son de serie, salvo en el BMW, el único con start & stop. Pero los dos coreanos añaden extras como asientos delanteros eléctricos, tapicería de cuero, navegador, techo panorámico y acceso y arranque sin llave. El Kia y el BMW llevan faros bixenón, y el primero y el Hyundai ofrecen garantías más completas, de siete y cinco años, respectivamente.
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