Más espacio de carga para el viaje de vacaciones sin sacrificar la estética ni el dinamismo en la conducción. Es lo que ofrecen los cuatro modelos de esta prueba: Seat León ST, Peugeot 308 SW, Honda Civic Tourer y Toyota Auris Touring Sports. Todos tienen carrocerías familiares con motores turbodiésel de gama media y cambio manual de seis marchas, suficientes para su peso y tamaño. Y triunfa el Seat, que es más completo y equilibrado.
Las carrocerías ranchera son la alternativa a los monovolúmenes y aportan una mayor capacidad de carga que las berlinas de las que se derivan sin penalizar la estética ni el comportamiento dinámico. En muchos casos tienen líneas más atractivas y vanguardistas que sus hermanos de cuatro o cinco puertas. Y aunque en España no gozan de gran aceptación -pocas veces superan el 20% de las ventas-, en el norte de Europa y países como Italia son las siluetas más vendidas.
Conclusión
El Seat impone su equilibrio. Es el más caro (los descuentos dependen de financiarlo con la marca), pero ofrece el mejor comportamiento, es muy funcional y ha gastado menos. El Peugeot le sigue de cerca: consume casi igual, está bien presentado, tiene un buen maletero y sale más barato. El Honda aporta una imagen vanguardista, el mejor motor, el maletero más grande y cinco años de garantía; pero hace más ruido y es más caro. El Toyota tiene un motor más grande, mejores prestaciones y, sobre todo, el precio más asequible, pero con un interior austero y un maletero menos aprovechable.
El Seat León impone su equilibrio de conjunto. Tiene una línea discreta, pero integra con elegancia el portón trasero. Y añade un interior sencillo con buena calidad y a la vez funcional: todo está donde se espera. Pero destaca porque ofrece un comportamiento muy logrado que se disfruta al volante. Además, la versión de la prueba estrena el motor 1.6 TDi, ahora con 110 CV, que en la versión Ecomotive tiene solo 3,3 litros de consumo oficial. Y ha sido el que menos ha gastado. Se vende con cinco motores de gasolina: 1.2 de 86 y 105 CV (desde 18.530 y 19.190 euros), 1.4 TSi de 122 y 140 CV (21.330 y 21.870) y 1.8 TSi de 180 CV (16.590). Y hay otros cinco turbodiésel: 1.6 TDi de 90 y 105 CV (20.760 y 21.300), el 1.6 TDi Ecomotive de 110 CV de la prueba (desde 22.610) y los 2.0 TDi de 150 y 184 CV (24.280 y 26.760).
El Peugeot 308 SW acaba de salir y es el segundo mejor, a solo un punto. Aporta una línea elegante, aunque algo pesada en la zaga, un interior bien presentado y un consumo casi tan bajo como el Seat. Y sobre todo tiene un precio más competitivo: no condiciona los descuentos a financiarlo con la marca. Se vende con un nuevo e innovador motor 1.2 e-THP de tres cilindros y 130 CV en gasolina (desde 17.050 euros) y con cuatro turbodiésel: 1.6 HDi de 92 CV (16.850), el 1.6 e-HDi de 115 CV de la prueba (18.250) y los nuevos 1.6 BlueHDi de 120 CV (20.300) y 2.0 BlueHDi de 150 CV (21.750), con emisiones reducidas.
El Honda Civic Tourer es el tercero, y solo a un punto del Peugeot. Tiene la línea más vanguardista, un motor 1.6 a la última, el mejor maletero y cinco años de garantía. Pero sale más caro que el 308 y el Auris. Se vende solo con dos motores: 1.8 de 140 CV (desde 20.600 euros) y el 1.6 i-DTEC turbodiésel de 120 CV probado (desde 20.900).
El Toyota Auris Touring Sports es el cuarto, también a un solo punto del Honda. Y una buena opción, porque sale más barato que los demás y tiene el motor más potente y las mejores prestaciones. En cambio, resulta algo pobre y apagado por dentro. Se vende con un motor 1.6 de 131 CV de gasolina (desde 15.841 euros) y con dos turbodiésel: 1.4D de 90 CV (17.090) y el 2.0 de 124 CV analizado (18.451).
Conducción
Los cuatro tienen un rendimiento bastante más parecido de lo que indican las diferencias de potencia oficial, pero el Toyota equipa un motor más grande -2.0 de 124 CV- y se nota. Así, acelera con algo más de brío desde apenas 1.400 vueltas, lo que se agradece mucho cuando se circula en ciudad. Pero sobre todo tiene más fuerza a medio régimen, entre 2.000 y 3.000 vueltas, y se recupera mejor en las marchas largas.
Los demás llevan motores 1.6 más pequeños, y destaca por su rendimiento el del Honda. Tiene 120 CV y es el más brillante a altas revoluciones, porque empuja con fuerza hasta 4.500 vueltas, casi como si fuera de gasolina. El León y el 308 estrenan dos 1.6 con 110 y 115 CV, respectivamente. Van muy bien, aunque corren un poco menos, pero lo compensan con consumos inferiores. Así, los dos japoneses ofrecen prestaciones algo superiores y adelantan y suben mejor, sobre todo con carga, y siempre con ventaja del Toyota. El Seat lleva un cambio más largo y a veces exige ir en una marcha inferior para seguir el ritmo de los otros. Pero en contrapartida es más silencioso y gasta menos en trazados amplios y autopista.
La conducción es fácil en todos: tienen un comportamiento dinámico sano, eficaz y seguro que da confianza al conductor. Pero el Seat está un escalón por encima, porque obedece de forma más precisa e inmediata al volante y resulta un poco más estable. Y tiene mérito, porque la unidad de pruebas, al igual que el Toyota, llevaba neumáticos ecológicos, que siempre agarran algo menos. Además, incluye la mejor dirección de los cuatro, entra muy bien en la curva y balancea lo justo.
El Toyota se mueve más en los giros y acusa más que el Seat los balanceos cuando se llevan ambos al mismo ritmo. Y aunque tiende a deslizar de delante, resulta también eficaz y da confianza, porque avisa con nobleza. El Peugeot se inclina un poco a la entrada de la curva, pero una vez apoya, lo hace con más firmeza que el Auris, y a partir de ahí redondea muy bien el giro ofreciendo un equilibrio muy logrado entre confort y eficacia.
El Honda va también bien, pero la dirección eléctrica apenas transmite el agarre disponible, haciéndolo más impreciso en zonas viradas, y en autopista exige ir aplicando ligeras correcciones para mantener una trayectoria recta. Y como tiene una amortiguación algo menos firme que los otros, no muestra el mismo aplomo y confianza al entrar en las curvas. La suspensión trasera se regula (electrónica), pero al pasar del modo Confort al Sport se vuelve algo seca.
Todos frenan igual de bien, con ventaja mínima del León, que ofrece también una calidad de conducción superior en cualquier trazado y exige menos esfuerzo. Le sigue de cerca el 308, con un equilibrio muy logrado, en especial para trazados despejados, aunque tiene un tacto de embrague y cambio menos suave que los demás. El Honda y el Toyota resultan agradables, pero menos refinados.
Vida a bordo
No hay grandes diferencias de espacio y confort, y los cuatro permiten viajar con desahogo y comodidad. Sin embargo, el Peugeot mantiene el puesto de conducción peculiar y polémico que estrenó el 208, con un volante pequeño que obliga a colocarlo muy abajo para ver la instrumentación por encima del aro. Y esto exige que el conductor se adapte al coche y no al revés, lo que a algunos les va bien y a la mayoría, en especial los más bajos, no tanto.
Con el Honda sucede algo parecido, aunque no es tan extremo. Tiene un asiento demasiado alto y un techo bajo que dejan poco hueco de paso y complican el acceso, porque se roza con la cabeza arriba y con las rodillas en el volante. Y también obliga a colocar el volante en una posición determinada para ver la instrumentación, situada en dos pantallas a diferente altura.
Las plazas traseras son muy parecidas y los cuatro ofrecen un espacio para las piernas bastante similar, con ventaja mínima del León. Sin embargo, el Seat y el Peugeot son más estrechos, y esto hace que el Honda y, sobre todo, el Toyota resulten a priori más apropiados si se va a viajar con tres pasajeros atrás. Pero al Civic, en cambio, le penalizan el respaldo y la banqueta, que son incómodos. Los maleteros son generosos en todos y se pueden cargar hasta el techo quitando la cortina cubreequipajes, aunque no se gana mucho, porque todos llevan los portones tumbados hacia delante para estilizar su silueta. Además, se pueden ampliar fácilmente abatiendo los respaldos: salvo el Honda, llevan un tirador que permite plegarlos con una mano desde el maletero. Sin embargo, el Civic lo compensa ofreciendo el maletero más grande con diferencia, porque incluye un cofre enorme debajo del piso que permite llevar una maleta de tamaño medio. El Seat y el Toyota tienen también doble fondo y permiten colocar la bandeja del piso en dos alturas. El León y el 308 incluyen rueda de repuesto de emergencia, y el Peugeot desperdicia mucho sitio porque la lleva integrada en un molde de plástico que resta capacidad.
El Peugeot y el Seat están también mejor presentados por dentro, en especial el primero, que tiene un salpicadero elegante y despejado, con una pantalla táctil moderna y vistosa, detalles cromados y un ambiente distinguido. El León es más sencillo, pero transmite calidad, tiene buenos ajustes y, sobre todo, es el más ergonómico: todo está en su sitio. El Honda apuesta por una imagen futurista e incluye cuatro zonas de información y materiales correctos. Y el Toyota es, claramente, el más austero: tiene un salpicadero de trazos rectos más pobre y una consola de aspecto apagado que no transmiten calidad. Los materiales son sólidos y resulta también más ergonómico que el Civic y el 308, pero parece un coche más antiguo y económico.
Todos absorben bien las irregularidades y permiten viajar con una comodidad notable. Pero el Honda es blando en modo Confort y algo seco en Sport y, al igual que el Toyota, está peor insonorizado que sus rivales europeos, tanto la mecánica como la rodadura.
Imagen y diseño
El Honda tiene el diseño más original, con una línea en cuña y un frontal penetrante y deportivo que le distinguen. Y el techo en arco y el portón trasero tumbado refuerzan una imagen futurista. El interior presenta también un diseño e instrumentación vanguardistas. Los otros son más convencionales.
El Seat se sitúa en el extremo opuesto del Civic y busca la elegancia en la sencillez, con trazos simples y detalles cuidados que transmiten armonía, como los nervios laterales, la parrilla y los faros. Y el interior prima la funcionalidad con un diseño más práctico que vistoso, pero con calidad. El Peugeot es más discreto y muestra una formas abombadas que reflejan más solidez que deportividad. Resulta elegante, pero tiene una zaga pesada, y el diseño interior es limpio, moderno y de calidad, pero el puesto de conducción, algo peculiar, le penaliza. El Toyota tiene una línea en cuña y un frontal afilado que realzan su deportividad, pero el diseño interior de trazos rectos es muy básico y le resta empaque.
Consumos
El paquete Ecomotive afina el consumo del Seat, el más eficiente en la prueba: puede bajar de cinco litros en conducción suave, no llega a siete en ciudad y solo pasa de ahí en carretera apurando las marchas.
El Peugeot consume casi igual en tráfico urbano y unas décimas más en carretera. Y el Toyota y el Honda les superan en casi un litro. El Auris se queda en seis litros a ritmos suaves y ocho en conducción alegre y ciudad, donde acusa su cilindrada. El Honda ha gastado más de lo esperado: pasa de seis litros en conducción tranquila, se queda en siete en tráfico urbano y llega a 8,5 estirando las marchas.
Las emisiones de CO2 son bajas en los cuatro: no pagan impuesto de matriculación. El mejor es el León, 87 g/km, seguido del 308 con 95 g/km y el Civic con 103 g/km. El Auris sube a 115 g/km.
Precios y equipamiento
Ventaja del Toyota. Cuesta 19.451 euros, porque tiene más descuento. El Peugeot sube a 20.900, y el Honda, a 22.300. El Seat es el más caro, 23.600, porque apenas tiene rebaja, aunque la marca descuenta 2.000 euros si se financia la compra.
Todos incluyen de serie los seis airbags habituales, ABS y control de estabilidad ESP. Además, salvo el Peugeot, añaden un airbag de rodilla (conductor) y sensor de presión de ruedas, menos el Toyota. El comportamiento dinámico es muy seguro en los cuatro y las diferencias son solo de matiz.
El equipo de serie es correcto. Junto a los elementos de seguridad, todos vienen con climatizador, pantalla táctil, ordenador de viaje, control de velocidad, bluetooth, USB, lector de CD (110 euros en el 308) y todo lo habitual. Además, llevan llantas de aleación de 16 pulgadas (de acero en el Toyota y de 17 en el Honda). El Civic y el 308 añaden sensores de lluvia y faros, el Peugeot suma los traseros de aparcamiento, y el Honda y el Toyota incluyen cámara posterior. Pero el Civic es algo más completo, con cinco años de garantía sin límite de kilómetros, frente a dos años de los europeos y tres del Auris.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram