Del empuje brutal de sus 800 CV y las fuerzas G en las curvas cuando se rueda en circuito —se presentó en el de Fiorano— a la agilidad de un GTi en las carreteras viradas de las colinas de Maranello y la docilidad de un utilitario al atravesar las travesías urbanas del recorrido. Es el Ferrari 812 Superfast, el gran purasangre.
El gran mérito del 812 Superfast no es tanto su impresionante poderío mecánico como la capacidad para cumplir en el uso diario. Una de las claves de su facilidad de conducción es el respuesta del motor y el cambio: puede circular en ciudad a 50 km/h en quinta marcha sin el menor tirón o estirarse hasta 7.900 revoluciones por minuto con la sinfonía inimitable del motor 12 cilindros de Ferrari.
La otra clave es una manecilla situada en el volante para elegir el modo de conducción: Wet (mojado), Sport, Race, CT off y ESC off. Todos regulan la entrega de potencia, la tracción y otros parámetros, y los dos últimos desconectan en parte o al completo las ayudas electrónicas para rodar en circuito. Pero lo mejor del 812 es que interpreta al conductor y le cuida dándole siempre lo mejor según sus habilidades, el piso y el trazado, para que pueda disfrutarlo sin riesgo.
“A partir de ahora todos los Ferrari que desarrollemos deberán ofrecer una conducción accesible a cualquier cliente que tenga dinero para comprarlos”. Esa fue la petición expresa que hizo Luca Cordero di Montezemolo a los ingenieros de Ferrari nada más llegar a la presidencia, allá por 1991. Y 26 años después lo confirma la última joya mecánica de la marca, el Ferrari 812 Superfast (súper rápido), icono del 70 aniversario.
El modelo fabricado en serie más potente de la historia de la marca cuesta 345.000 euros. Pero dejando aparte su precio inalcanzable, lo importante es que explora las fronteras tecnológicas para situarse a la vanguardia del automóvil.
La tarjeta de presentación es difícilmente superable: motor 6.5 V12 de 800 CV, cambio F1 de siete velocidades (sube de marcha en una décima de segundo y reduce tres de golpe en un segundo si hay un apuro) y unos frenos que paran desde 100 km/h a 0 en 32 metros. Pero sobre todo, ofrece prestaciones casi de avión de combate: 2,9 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, 7,9 para llegar a 200 km/h y una velocidad máxima de 340 km/h.
El Ferrari 812 Superfast viste su mecánica con una carrocería espectacular que evoluciona el ADN de las berlinetas de Ferrari: frontal largo y agresivo para alojar el motor V12 y una zaga muy corta integrada con el habitáculo.
Pero lo más destacado es que estrena una batería de soluciones para que lo pueda disfrutar a diario cualquier conductor sin formación específica: un motor tan poderoso como elástico (80% de la potencia a 3.500 revoluciones) para circular en ciudad como un coche normal, aerodinámica activa que canaliza el aire según la velocidad para que se pegue al suelo, dirección a las cuatro ruedas (4WS) para mejorar la estabilidad en curva y todas las ayudas electrónicas imaginables para evitar sustos.
El 812 Superfast completa su versatilidad con un interior amplio, moderno y exquisito que incluye los últimos gadgets electrónicos (instrumentación digital, dos pantallas y múltiples configuraciones, un buen maletero (hasta 500 litros) y una sofisticada suspensión que mantiene el confort en cualquier piso.
En realidad, el Superfast es el mejor ejemplo del paradigma de Montezemolo, el ejecutivo visionario que lideró Ferrari hasta 2014 convirtiendo un fabricante de deportivos de fiabilidad y finanzas vulnerables, en una máquina de ganar dinero.
La herencia la disfruta ahora su sucesor, Sergio Marchionne, y aparte de elevar las ventas —8.014 en 2016 y 9.000 de objetivo en 2019— ha disparado aún más la facturación: 3.105 millones de euros el año pasado. Pero el dato más significativo es la cotización en bolsa: salió al mercado en enero de 2016 a 52 dólares y supera ya los 100 (118 euros) con 17.500 millones de valoración.
La clave del cambio está en que Ferrari ya no es solo una marca de deportivos de culto, sino un consorcio de empresas coordinadas para exprimir el mito. Y las nuevas líneas de negocio abarcan todo: Ferrari Classiche restaura los modelos clásicos, Ferrari Corse organiza carreras para clientes y Ferrari Brand explota los derechos de imagen en cualquier producto, así como las tiendas Ferrari Store, los Ferrari Museum o los parques temáticos como Ferrari World (Abu Dhabi) o Ferrari Land (Port Aventura).
La marca organiza también los eventos para clientes Ferrari Experience, y las dos áreas de Fórmula 1: GP, para llevar el equipo, y Scuderia, para los patrocinadores, venta de material o piezas con demanda de coleccionistas (los F1 de años anteriores, alerones…).
Estos ingresos extras han llevado los beneficios de 2016 a otro récord: 400 millones de euros.
LOS RIVALES DE REFERENCIA
• ASTON MARTIN DB11
Culto a la belleza
Aston Martin se distingue por la elegancia de sus líneas y la seducción de su diseño, que sitúan siempre a sus deportivos entre los más bellos del mundo. El DB11 V12 suma un motor 5.2 biturbo de 608 CV y prestaciones elevadas: 3,9 segundos de 0 a 100 km/h y 322 km/h.
• BENTLEY CONTINENTAL GT SUPERSPORTS
Glamur y carácter
La exuberancia y el glamur interior de Bentley con el motor más potente de su historia: 6.0 W12 de 710 CV, cambio automático de ocho marchas y tracción 4×4. El Continental GT Supersports acelera de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos, alcanza 336 km/h y cuesta 300.000 euros.
• MERCEDES AMG GT-R
Músculo con clase
El GT-R es el purasangre de AMG, la divisa deportiva de Mercedes. Fusiona la clase y elegancia de la marca con la estética y el músculo de los superdeportivos. Equipa un motor 4.0 V8 biturbo de 585 CV, acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y llega a 318 km/h. Desde 200.000 euros.
• PORSCHE 911 GT2 RS
Radical y para la calle
El GT2 RS es el 911 más potente de la historia. Tiene genes de competición y recoge todo el arsenal técnico de Porsche: motor 3.8 boxer biturbo de 700 CV, aerodinámica activa, dirección a las cuatro ruedas… 2,8 segundos en el 0 a 100 km/h y 340 km/h. Precio: 329.934 euros.
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