La división Mulliner de Bentley está especializada en la personalización artesanal de los modelos de la marca y en la Monterey Car Week ha presentado su última creación, el Bentley Flying Spur Mulliner, que riza el rizo del lujo para esta imponente berlina.
El ejemplar es una muestra del nivel de individualización que ofrece la firma británica, un catálogo sobre ruedas que enseña la multitud de opciones disponibles para aquellos clientes de Bentley que se lo puedan permitir. El precio base del modelo supera los 220.000 euros, y la customización puede añadir varias decenas de miles más.
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En el frontal tanto la enorme parrilla como las tomas de aire inferiores y sus marcos lucen un acabado cromado, el logo sobre el capó se despliega de manera eléctrica y está iluminado, las exclusivas llantas de 22 pulgadas son grises y tienen una terminación pulida, y las tapas del depósito de gasolina y del de aceite también tienen un acabado inspirado en las joyas.
El habitáculo muestra todavía más si cabe el gusto por el detalle de la compañía, ofreciendo distintos tipos de ambiente interiores que combinan diferentes pieles y colores, pero con elementos comunes como las costuras ‘diamante a diamante’ de los asientos, hechos a mano, con 712 puntadas por diamante y cuyo proceso de bordado tardó 18 meses en desarrollarse. Las salidas de ventilación son cromadas, el volante de tres radios es bitono, cuenta con techo panorámico y en las plazas traseras los pasajeros disponen de mesas que salen de los respaldos de los asientos delanteros con solo pulsar un botón.
La guinda la ponen las llaves, que serán entregadas a los clientes en una caja hecha a mano con la misma combinación de colores elegida para el interior de su vehículo.
El Bentley Flying Spur Mulliner es, además, el primer modelo que pasa por la división de personalización que tiene una opción electrificada en su gama, su mecánica híbrida enchufable V6 de 544 CV, que permite recorrer 40 kilómetros a pilas y cuenta con etiqueta Cero. También está disponible con un motor V8 de 550 CV y con un W12 de 635 CV, este último el más rápido del trío con una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.