No todos los taxis son iguales: no es lo mismo conducir un coche básico, sin casi equipamiento y con el motor diesel más frugal disponible en la gama que hacerlo con todo un Ford Focus RS. ¿Es una locura en términos de consumo? Sí, pero su propietario (y los pasajeros que tienen la oportunidad de montar en él) no parecen preocupados por eso.
Se trata de Evald Jåstad, un nórdico que tiene como oficina los majestuosos fiordos noruegos y que, puesto a tener que recorrerlos incontables veces debido a su profesión, decidió decantarse por la versión más deportiva del compacto de Ford.
El característico color de su carrocería ha hecho que los lugareños, que ya lo conocen de sobra, le hayan puesto el sobrenombre de ‘Rayo azul’. «No hay mucha gente que pueda decir que hace realidad sus sueños y, desde luego, yo soy uno de ellos», asegura orgulloso Jåstad. No resulta difícil creerle. Cada día se pone al volante de un bólido que cuenta con un motor 2.3 EcoBoost de 350 CV de potencia, con una caja de cambios manual de seis marchas que se encarga de transmitir la fuerza a las cuatro ruedas.
Una configuración ideal para las reviradas carreteras de la zona que, además, suelen estar cubiertas de agua, de nieve o de hielo durante la fría época invernal. Su manejo y capacidad de respuesta seguro que hacen las delicias de los pasajeros, y el hecho de que acelere de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos también es un punto a favor.
De hecho, Jåstad ha cogido buen ritmo: ha recorrido ya 127.000 kilómetros en solo 18 meses. Además de los clientes, del Ford Focus RS también disfrutan en casa. Especialmente el hijo más pequeño del taxista. Según cuenta Jåstad, en los 16 kilómetros de recorrido de casa al cole, y viceversa, le grita a su progenitor: ‘Bånn gass! Bånn gass! («¡Dale caña!¡Dale caña!»).
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