¿Hay algo que el dinero no pueda conseguir? Sin intención de resolver esta cuestión filosófica, lo que sí queda claro es que permite llegar a lugares de otro modo inaccesibles. Y esto, llevado al mundo del motor, se traduce en poder adquirir el coche más caro de la historia, el Rolls-Royce Sweptail. ¿Su precio? Oficialmente no se ha declarado, pero las especulaciones apuntan a 10 millones de libras (casi 11,5 millones de euros). Desde la marca lo niegan, aunque admiten que ha sido “sustancialmente caro”.
¿A qué se debe tan astronómica cifra? Principalmente a la exclusividad, ya que se trata de una unidad creada a petición de un cliente de la marca. Pero eso ya se ha visto en otras ocasiones. Así que quizá sea consecuencia del trabajo que ha tenido que dedicarle el fabricante, puesto que el proyecto empezó a desarrollarse en 2013 y, aunque su base es la misma que la de un Phantom Coupé, tanto su exterior como su interior son completamente específicos.
El frontal es el área más reconocible, pero aun así cuenta con un paragolpes y unos grupos ópticos específicos. Es en la vista lateral donde se empieza a apreciar uno de los cambios de mayor calado, una caída de techo estilo shooting brake que alarga virtualmente al modelo.
Es precisamente la forma del techo, íntegramente de cristal y triangular, la que estructura la zaga, totalmente distinta a la del Phantom Coupé. Dos pilotos de orientación vertical se unen por una moldura que recorre toda la zona inferior. La marca admite que para el diseño se han inspirado en modelos de los años 20 y en yates de lujo.
Esta influencia queda todavía más clara en el habitáculo del Rolls-Royce Sweptail, donde se han eliminado las plazas traseras y se ha optado por combinar cuero en color claro con madera oscura, todo aderezado con aluminio y con una luz ambiental en azul claro.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.