La aerodinámica es clave en el desempeño de los coches, no solo en los deportivos, en cualquiera que pise el asfalto. Ayuda desde a mejorar la autonomía hasta a conseguir un rdnimiento mayor, pero ningún vehículo la ha llevado hasta el extremo que ha conseguido el McMurtry Spéirling.
Es un pequeño coche eléctrico que mide 3,45 metros, pesa una tonelada y emplea una mecánica que desarrolla 1.013 CV. Son datos sobresalientes, pero lo que hace que sea extremo es su aerodinámica, llevada tan al límite que puede quedarse pegado al techo, boca abajo, sin siquiera estar en movimiento.
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Como una imagen vale más que mil palabras, la compañía ha demostrado de lo que es capaz:
¿Cómo es posible algo así? Es gracias a la aerodinámica del coche, que emplea un sistema patentado denominado Downforce-on-Demand, que es capaz de generar una carga aerodinámica muy superior a lo habitual según necesite el vehículo.
Utilizando unos potentes ventiladores, insuflaron suficiente aire en el sistema del deportivo como para que éste creara un vacío en la parte inferior, haciendo un efecto lapa que le dejaba pegado al techo.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.
