Más de uno se habrá sorprendido yendo por la calle y cruzándose con un coche que, a simple vista, le parecía raro. Mira con detenimiento y todo parece normal, hasta que se fija y da con la clave: ¿por qué tiene unos retrovisores tan pequeños? Al acercarse a observar mejor, para su sorpresa, no hay espejo como tal, si no una pequeña cámara. No es algo muy habitual, pero es algo que poco a poco va siendo más común.
En la última década han aparecido distintos modelos que, en lugar de los retrovisores tradicionales, emplean cámaras. Así, en vez de ver reflejada la imagen en un espejo, ésta se encarga de captar las imágenes de lo que hay a los lados del vehículo para luego mostrarlas en unas pantallas que, por lo normal y por cuestión de ergonomía, suelen ir colocadas en las bases de los pilares A.
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Se trata de una solución que tiene como objetivo práctico el de ofrecer una menor resistencia al aire y optimizar la aerodinámica, por lo que es algo especialmente indicado para los coches eléctricos. También, debido a su coste, es un elemento que busca distinguir al vehículo como premium.
Entre los coches que los han ofrecido se encuentran modelos como el Audi e-tron, el Lexus ES, el Ioniq 6 o, en un nivel mucho más alto de exclusividad, el Koenigsegg Gemera.
Ventajas y desventajas de las cámaras como retrovisores
Las ventajas de este sistema son:
- Mejor aerodinámica, lo que es especialmente útil para alargar la autonomía de los coches eléctricos
- Mayor ángulo de visión y calidad de la imagen, lo que elimina los puntos ciegos
Las desventajas de este sistema son:
- Las cámaras están muy expuestas, lo que es un problema en el caso de golpes o de que un vándalo decida destrozarlas
- Es un componente mucho más caro que un retrovisor tradicional
- Desde dentro, a un conductor promedio le cuesta acostumbrarse a la posición de las pantallas que muestran las imágenes captadas por las cámaras, que están más abajo y dentro del lugar habitual para los retrovisores
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.