El volante es parte indispensable de un coche, el nexo de unión entre el hombre y la máquina, y, como tal, ha evolucionado significativamente a lo largo del tiempo. Seat muestra cómo han cambiado en la historia de sus modelos.
Su expresión más básica, un aro desde el que girar las ruedas. De material rígido hasta el punto de llegar a ser incómodo, solo modelos con aspiraciones superiores, caso del Seat 1400, tenían algún añadido como el logotipo o un botón para mandar ráfagas de luces.
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Años 60
La década del despegue del automóvil en España, en la que hubo que educar a una generación para aprender a convivir con los coches. Por ello, el elemento indispensable que se incorpora al volante es el claxon, que ayuda a avisar a los peatones.
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Años 70
Los fabricantes empiezan a pensar en la comodidad y acolchan los volantes con materiales sintéticos. También comienzan a usarse como elemento diferenciador entre coches generalistas y deportivos o lujosos, utilizando estos últimos elementos como el metal para ser más distinguidos.
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Años 80 y 90
El volante encuentra en la dirección asistida su mayor aliado: al no tener que girar 'a pulso', se puede reducir su tamaño, dando lugar a diámetros más contenidos. Ya a principios de los 90 se añade el airbag y entrados en la década, los controles de la radio.
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A partir del 2000
El volante es el centro de control del vehículo: audio, calefactables, navegación, control de velocidad, ordenador de viaje… Además, asiste en la conducción gracias a tecnologías como el mantenimiento del carril o el asistente de aparcamiento.
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En el futuro
Quien quiera seguirá al volante, pero la tecnología semiautónoma hará que cada vez sea menos necesario. Y cuando lleguen los coches 100% autónomos, lo más normal sería que desaparecieran por completo.