Las fábricas de Michelin como base de la excelencia en sus neumáticos

La marca francesa mantiene una elevada exigencia en sus procesos productivos para garantizar la calidad como premisa.

Michelin

Pensar que todos los neumáticos son iguales es una tentación tan frecuente como errónea. Cierto es que en su aspecto se parecen en lo esencial, negros y circulares, pero en los detalles aparecen multitud de diferencias muy significativos. Son matices que determinan los materiales utilizados, la tecnología que incorporan y, por supuesto, el proceso de producción.

Michelin es una de las marcas de referencia en este mercado, con 28.600 millones de euros de cifra de negocio, 125.000 empleados en todos el mundo y nueve centros de innovación en los que se invierten casi 700 millones de euros anuales en investigación y desarrollo. España es uno de los países claves en su actividad industrial, incluyendo la planta de Aranda de Duero (Burgos) que es la más importante del grupo en Europa y la segunda a nivel mundial.

En Aranda de Duero se producen, desde 1970, neumáticos de grandes dimensiones para camión, autobús e incluso metro. La fábrica ocupa una superficie de 210.000 metros cuadrados, con una capacidad de manufacturar 170.00 toneladas de neumáticos cada año. Además, desarrolla sus propios productos gracias a un equipo de ingenieros que maneja anualmente 20 millones de euros en esta actividad.

Un proceso muy complejo

En esta planta burgalesa trabajan 1.200 personas que permiten gestionar una variedad dimensional de más 100 referencias, incluyendo la rotación diaria de 40 de ellas. Es una muestra de la flexibilidad de la plantilla, especialmente al considerar la complejidad del proceso de producción de estos grandes neumáticos.

La fabricación de cada uno de estos neumáticos requiere de un utillaje muy específico, parte del cual también se diseña por los ingenieros de Aranda. El caucho que se utiliza se recibe de otras plantas de Michelin ubicadas en España y, utilizándolo como base, se inicia una auténtica coreografía perfectamente coordinada para garantizar que los elevados estándares de calidad de la marca se cumplan sin excepción.

La producción se encuentra en gran parte robotizada y mecanizada, como no podía ser de otro modo, aunque el factor humano mantiene una influencia determinante. Sus profesionales están altamente cualificados y son pieza clave en funciones tan importantes como el control de calidad.

Pese a ello, la de Aranda de Duero es una fábrica muy eficiente en cuanto a recursos humanos, con la cantidad precisa de trabajadores es capaz de conseguir una alta productividad y cumplir con todas las exigencias de Michelin.

Con todo, esta planta se convirtió en 2022 en la líder tecnológica del grupo Michelin a nivel mundial, dando así soporte a otras fábricas europeas. Una evolución constante de metodología, automatización de flujos, robótica y visión artificial hacen de la instalación español un pilar en la creación de la industria del futuro y lanzamiento de nuevos neumáticos, en este caso destinados al transporte.

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