La conducción autónoma es, a priori, el futuro de la automoción. Sin embargo, hasta que se haga realidad hay muchos escollos que superar. Se suele apuntar al marco legal como uno de los mayores impedimentos (atribución de responsabilidades en caso de accidente, principalmente), pero lo cierto es que, aunque la tecnología está avanzando, en muchas ocasiones deja bastante que desear.
De manera regular se ve a coches autónomos de compañías que están probándolos en la calle atascarse o tener problemas en diversas situaciones, pero hay casos que se hacen especialmente virales, como es el de este automóvil, que se quedó atrapado en una pequeña rotonda y no paraba de dar vueltas sobre sí mismo.
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El vehículo en cuestión es un Jaguar I-Pace, modelo que utiliza la compañía Waymo y que desde hace años ya opera en carretera abierta en Estados Unidos, concretamente en los estados de San Francisco, Phoenix y Los Ángeles.
Sin embargo, pese al tiempo que lleva funcionando el servicio de taxis autónomos, sorprende ver como de manera más habitual de lo que sería esperable, estos vehículos presentan comportamientos erráticos.
No hay que irse muy atrás en el tiempo para encontrar ejemplos bastante curiosos. Este mismo verano, en agosto, más de una decena de unidades se concentraron en un aparcamiento en horario nocturno y se pusieron a tocar sus cláxones sin motivo aparente:
Mientras que esta anécdota puede ser graciosa, en abril ocurrió algo con potencial mucho más peligroso. Para adelantar a un grupo de personas que circulaban en uniciclo por la carretera, uno de los coches de Waymo se cambió de carril, sin tener en cuenta que ése era en dirección contraria, aunque por suerte no provocó ningún accidente.
Waymo going down the street the wrong way
byu/okgusto inSelfDrivingCars
En cualquiera de estas situaciones, la compañía tiene un sistema de monitorización que se encarga de detectar cuando uno de sus coches no funciona como es debido, así que de manera remota uno de sus ingenieros puede detenerlo y solventar la situación.
Sin embargo, es por casos como estos que la desconfianza hacia esta tecnología es tan alta, y es que, según un reciente estudio, solo una de cada cinco personas se fía y montaría en un coche completamente autónomo.
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