El coche fúnebre más extremo: es británico y su motor supera todos los límites

Un coche fúnebre y una idea descabellada. ¿Qué puede salir mal? Y más si esta idea sale de un taller en mecánico. En concreto, en Great Yarmouth, cerca de Norwich, donde unos mecánicos decidieron crear el vehículo definitivo.

Los encargados de documentar esta hazaña han sido los autores de Twin Engine Corsa, bastante reconocidos entre los fanáticos del mundo del motor. En este capítulo, muestran cómo las modificaciones en los coches son aptas para cualquier tipo de vehículo, no solo compactos, berlinas o deportivos.

El protagonista de la historia es un coche fúnebre de segunda mano, un Opel (Vauxhall) Omega con una carrocería apta para desempeñar sus funciones en la funeraria. La modificación en cuestión no ha consistido en habilitar el espacio trasero o ponerle unas suspensiones deportivas, sino que ha ido mucho más allá.

Un motor a reacción para este Opel Omega

Los autores de la idea decidieron instalar un nuevo motor a este Opel Omega. En concreto, el coche fúnebre lleva un motor a reacción de Rolls Royce, el modelo Armstrong Siddeley Viper. ¿Es una locura? Probablemente. ¿Ha dado como resultado uno de los coches fúnebres más extremos? También, probablemente.

El sonido de este motor es tal que los autores del vídeo aconsejan escucharlo con auriculares puestos. Y es que los motores a reacción pueden tener hasta más de 30.000 caballos de potencia. Como curiosidad, este Opel Omega ya no necesita un acelerador para funcionar: para darle gas hay que activar una palanca.

De hecho, han tenido que habilitar un agujero en el cristal trasero del coche fúnebre para que las llamas que salen del motor al funcionar no prendan fuego al vehículo. Como es normal, el interior también está modificado, donde los asientos han sido sustituidos por unos de metal. La idea de los mecánicos de Bradwell Car Repair, el taller, demuestra ser una elaborada (y también descabellada) obra de ingeniería.