Las multas no son la única fórmula para sancionar a los vehículos mal estacionados. Existe un dispositivo, habitualmente metálico, que se coloca en la rueda para impedir su circulación: los cepos. Y hay quien decide eliminarlos de su coche de una manera tan peculiar… como ilegal.
Los cepos se colocan en las ruedas de los coches para bloquear su giro: de esta manera, el vehículo no se puede mover. Normalmente, están acompañados de una nota, colocada en el parabrisas, donde informan al conductor sobre la infracción cometida y le explican los pasos a seguir.
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Habitualmente, hay que dirigirse a la autoridad competente que ha colocado el cepo: el ayuntamiento, la Policía… El conductor deberá identificarse como tal, como propietario del vehículo y pagar la sanción para que retiren el dispositivo metálico.
Sobra decir que quitar el cepo de una rueda es, casi, imposible. También es ilegal: extraerlo puede acarrear consecuencias legales como, por ejemplo, ser sancionado con multas más severas.
Dentro de ese “casi imposible” entra la creatividad de aquellos conductores que han sido castigados con este método. El protagonista de estas imágenes decidió sustituir la rueda que tenía un cepo por la de repuesto: “Problema solucionado”, afirmaba en X, antes Twitter.
Queda por ver cómo terminó la historia, pero, al menos, no tomó la misma decisión que Homer Simpson cuando viajó a Nueva York con toda su familia para recuperar su vehículo aparcado, ilegalmente, entre las extintas Torres Gemelas: seguir circulando a pesar del cepo y eliminarlo con un martillo neumático.
¿Y en España?
En España es raro cruzarse con un coche inmovilizado por un cepo, pero no es imposible. Este sistema se emplea cuando un conductor comete determinadas infracciones o cuando las autoridades consideran que la circulación de determinado vehículo es un peligro para el resto. En algunas localidades lo emplean, también, cuando no tienen servicio de grúa o no está operativa.
Lo normal es que el conductor que aparca sin seguir las normas reciba una sanción que oscila entre los 80 y los 200 euros. Son 16 las multas por estacionar mal que recoge el artículo 94 del Reglamento General de Circulación y que clasifica como leves o graves. Eso sí, los ayuntamientos también pueden establecer sus propios castigos: igual que los servicios de estacionamiento regulado.
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