Una estafa de risa: engañan al seguro destrozando un Rolls-Royce con un disfraz de oso

Repitieron la operación con tres vehículos de lujo y consiguieron obtener más de 140.000 dólares de las aseguradoras.

Disfraz de oso
El disfraz de oso utilizado en los supuestos ataques.

Los intentos de estafa al seguro del coche son muy comunes y los hay de muchos tipos. Algunos son más difíciles de detectar y otros son más ocurrentes, llegando a casos dantescos como el que ha tenido lugar en Estados Unidos, donde cuatro personas han sido detenidas por estafar a la aseguradora destrozando un Rolls-Royce disfrazados de oso.

Los hechos sucedieron en San Bernardino County, en Los Ángeles. Allí, en un periodo de tiempo relativamente corto, tres personas sin aparente conexión entre sí, denunciaron a sus seguros unos hechos muy similares: que sus coches los había destrozado un oso.

La situación aislada ya llamaría la atención, pero que fuera reiterada hizo que el California Department of Insurance (CDI) decidiera que era demasiado sospechoso y se pusieran a investigar, dándole a la investigación el nombre de ‘Operation Bear Claw’, es decir, ‘Operación Garra de Oso’.

Los denunciantes incluso proporcionaron a sus aseguradoras vídeos que, desde su punto de vista, demostraban lo ocurrido. Los vídeos eran como el que aparece a continuación:

Se suponía que el metraje mostraba a un oso abriendo el coche y entrando a cuatro patas al vehículo, que es el que se habría llevado la peor parte, con numerosos arañazos y desgarrones que habrían afectado a la tapicería de los asientos, los paneles de las puertas, etc.

Sin embargo, el CDI concluyó en su investigación que claramente se trataba de una persona disfrazada de oso. Para estar seguros de su punto de vista, incluso contactaron con un biólogo que les confirmó que eso era un humano con un disfraz.

Con todo ello, contactaron con la policía para ir a arrestar a los implicados, un grupo de varones de entre 26 y 39 años. Entre sus pertenencias se encontró el disfraz de oso, que combinaban con una suerte de utensilios metálicos que clavaban para simular los daños de las garras.

Además de con el Rolls-Royce, también repitieron la operación con un Mercedes G63 AMG y un Mercedes E350. La reparación de los daños, que tuvo lugar antes de la investigación de la CDI, supuso más de 140.000 dólares.

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