Vivimos en una sociedad en la que la economía colaborativa gana enteros y en la que las necesidades de propiedad son cada vez más difusas en ciertos ámbitos. Compañías como Blablacar ponen en entredicho la necesidad de tener vehículo propio para realizar viajes largos y en esta tesitura es normal que una pregunta asalte a los automovilistas: ¿de verdad es imprescindible tener un coche en propiedad? La respuesta varía mucho dependiendo de las circunstancias de cada individuo, pero, para aquellos que necesitan tener un coche a su disposición a diario, hay más opciones que la compra directa. Dos modalidades alternativas llevan ya algún tiempo en el mercado: el leasing y el renting.
Ambas comparten su naturaleza como servicios de alquiler, aunque tienen diferencias de concepto. Mientras que el leasing busca el largo plazo y, a menudo, la compra final del vehículo, el renting se presenta como un alquiler durante un tiempo más corto y con la principal ventaja de que en el pago de las mensualidades se incluyen todos los gastos derivados del uso del coche tales como las reparaciones, el seguro o los impuestos.
Quizá por ello el renting ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años, con unas matriculaciones de 408.095 unidades en 2014, de 447.623 en 2015 y hasta las 486.486 en 2016. Son cifras todavía inferiores a los números previos a la crisis, pero queda de manifiesto un aumento anual mayor que supera el de la recuperación económica del país.
Tradicionalmente han sido las flotas de vehículos, tanto de pymes como de grandes empresas, las principales valedoras del renting y, aunque siguen suponiendo la gran mayoría de los contratos, el número de particulares que se decanta por esta opción cada vez es mayor por las ventajas que puede aportar. Una de las empresas punteras del sector, Arval, reconoce que van a empezar sus servicios a los particulares porque la demanda es creciente.
El perfil de usuarios que utilizan este tipo de servicios suele ser el de aquellos que por cuestiones personales o de trabajo hacen un uso exhaustivo del vehículo, recorriendo muchos kilómetros anuales y que busca cambiar de coche en periodos relativamente cortos (la duración del contrato suele variar entre 1 y 5 años).
A la hora de elegir el modelo se valoran conceptos como el confort, la fiabilidad, la facilidad para encontrar repuestos, la oferta de mecánicas eficientes y que el vehículo en cuestión mantenga un alto valor residual. María Martínez, directora de MasQRenting, comenta que «a día de hoy todos los fabricantes tienen en sus gamas modelos apropiados para ser adquiridos mediante esta modalidad, pero que hay dos aspectos fundamentales que hacen que algunos tengan más demanda que otros: la marca y el precio».
Lo primero importa por la imagen que tenga el usuario de ella, que la perciba como una marca de calidad en cuanto a que ofrezca un buen servicio de posventa, una amplia red de talleres y que estos manejen tiempos de reparación lo más rápidos posibles.
En cuanto al precio, depende en gran medida de la política del fabricante, ya que algunos ofrecen a las operadoras de renting variados descuentos, lo que sumado a un posible alto valor de recompra hace que unos modelos destaquen sobre otros.
Esto lleva a la inevitable lista de los 10 coches más vendidos en modalidad de renting durante el pasado ejercicio, dominado por los compactos del segmento C, unos de los más en forma del mercado:
1. SEAT León
2. Renault Kangoo
3. Nissan Qashqai
4. Volkswagen Passat
5. Volkswagen Golf
6. Renault Clio
7. Renault Mégane
8. Ford Focus
9. Citroën Berlingo
10. Peugeot 308
Ahora bien, la cuestión es la siguiente: como usuario, ¿merece la pena un renting en lugar de disponer de coche propio? Depende de cada caso particular, porque hay ventajas e inconvenientes en uno y otro formato.
- La compra demanda, a menudo, un desembolso inicial a modo de entrada para acceder al vehículo (y muchas veces una cuota final), mientras que el renting no.
- Los gastos variables del renting son menores, pues el pago de las cuotas fijas incluye averías, seguro, mantenimiento, etc.
- El contrato de renting se realiza por unos años o un kilometraje estipulados. Si se quiere cancelar antes de tiempo hay que pagar una penalización elevada, igual que si se exceden los kilómetros acordados.
- En caso de grandes empresas y autónomos existen ventajas fiscales, pero no para los particulares.
- El renting permite cambiar de coche al terminar el contrato, que tiene una duración habitual de entre 1 y 5 años.
- Como contrapartida, el renting obliga a cambiar de coche (no se puede quedar en propiedad).
- Al termino del contrato, la empresa alquiladora recompra el coche y se encarga de su venta de segunda mano.
Las empresas especializadas suelen dirigirse especialmente a las grandes empresas y a las pymes. El trabajador autónomo es el escalón más bajo de la red de clientes. Por eso la solución de los particulares es recurrir a las entidades bancarias, a las aseguradoras o a los servicios financieros de muchas marcas, que también ofrecen planes de renting.
UN EJEMPLO: SEAT LEÓN
• Renting (cuatro años): Una de las empresas de renting que ofrece servicio a particulares, LeasePlanGo, propone un SEAT León 1.6 Tdi 115 St&Sp Reference por 284 euros al mes, IVA incluido y sin entrada. El contrato dura 48 meses, con 20.000 kilómetros al año. El servicio incluye asesor personal, gestión y pago de impuestos, mantenimiento preventivo, reparaciones, cambio de neumáticos, cobertura de daños sin franquicia y servicio exclusivo de recogida y entrega a domicilio. Desembolso: 13.632 euros.
• Al contado: El mismo modelo, en el configurador online de SEAT, tiene un precio final que supera los 18.000 euros (con el equipamiento de serie). Desembolso: 18.110 euros.
• Financiado: El servicio de financiación de la marca ofrece la posibilidad de pagar a plazos el vehículo. Eligiendo la modalidad de 48 meses (cuatro años), hay que pagar una entrada de 5.433 euros y una comisión de apertura de 380, más 47 cuotas de 206 euros mensuales. Desembolso: 15.495 euros. *Al acabar este contrato, el propietario puede devolver el vehículo o quedárselo en propiedad aportando una cuota final de 6.498 euros. Total (con el coche en propiedad): 21.993 euros. A esto hay que sumar impuestos de circulación, revisiones, reparaciones, seguro, etc.
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