La electrificación progresiva del parque automovilístico hacía prever a los expertos una reducción de los precios de los vehículos sin emisiones hasta equipararse con los modelos de combustión interna. Sin embargo, un reciente estudio de la consultora E Source muestra una escalada de precios en el corto y medio plazo debido a la escasez de materias primas fundamentales para la fabricación de las baterías.
Un problema geopolítico
La guerra Rusia – Ucrania ha sido uno de los detonantes que han trastocado el mercado mundial de materias primas. En el caso de las baterías de los automóviles eléctricos, las cifras son claras. Tras unos años de continuo descenso en los precios, favorecidos por el aumento de la producción, los datos del informe de E Source avisan de que sufrirán un repunte en algo más de un año.
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Según los cálculos de la consultora, las celdas de las baterías de los vehículos eléctricos tienen un coste por kWh de 128 dólares (119 euros), y se espera que aumente un 22% para 2023 hasta llegar a rozar los 140 dólares (131 euros). Los investigadores resaltan en su informe que esta inflación incrementará el precio final de los vehículos, al cambio, entre 1.400 y 2.800 euros.
El litio es el gran culpable
La escalada de precios en las baterías tienen un claro responsable: el litio. Este mineral es la materia prima básica para la fabricación de las pilas de cualquier aparato electrónico. Las baterías de iones de litio se utilizan tanto en los coches eléctricos, pero también en los móviles y en los ordenadores portátiles. El mayor exportador del mundo de este metal es Rusia, y su guerra con Ucrania ha elevado el precio hasta techos nunca vistos.
“Se acerca el tsunami de la demanda. No creo que la industria de las baterías esté preparada”, asegura en declaraciones a la CNBC Sam Jaffe, directivo de E Source. “Hay escasez de litio y va a haber más”, añade. El precio se ha quintuplicado en poco más de un año, y ahora un kilo de litio es más caro que un kilo de oro en el mercado mundial.
Según el informe, hasta 2028 no comenzarán a descender los precios de las celdas de las baterías. Será en 2031 cuando se alcance un precio mínimo de 90 dólares por kWh (84 euros). En gran parte, por la extracción de este material en otras zonas del planeta, pero también por la irrupción de las baterías de estado sólido que no necesitan del litio para su fabricación.
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