El GTD lleva 31 años siendo el referente en motores diésel del segmento compacto, ya que reúne las cualidades de un automóvil deportivo con el consumo de un compacto. Basándose en la séptima generación del Golf, Volkswagen ha lanzado al mercado un nuevo GTD. En la generación anterior, las ventas en España del GTI y del GTD supusieron un 5% del total del Golf cada una. Es normal porque la elección es realmente difícil, y es que además cuestan lo mismo. El nuevo GTD y el GTI son ópticamente como gemelos a excepción de pequeños matices. Entre las características de diferenciación se encuentra la moldura roja del GTI en la parrilla, que en el caso del GTD es cromada, la cual se prolonga ahora hasta los faros. Visto desde detrás, el GTD se reconoce por su doble salida de escape dispuesta a la izquierda, mientras que el GTI tiene un tubo de escape a la izquierda y a la derecha, respectivamente.
Ahora nos montamos y uno de los detalles especialmente llamativos es la ancha consola central, orientada hacia el conductor, que más bien se asemeja a las de la gama alta que a las de los compactos. La gran pantalla táctil de infoentretenimiento de 5 a 8 pulgadas con las teclas del menú principal y los mandos giratorios se encuentra situada en el centro de la consola central, por debajo de las luces de emergencia.
Con 184 CV, un par motor de hasta 380 Nm y un consumo medio de 4,2 l/100 km, este GTD es más potente, ahorrador y limpio que nunca. Frente al modelo anterior se han logrado 14 CV adicionales, 30 Nm más de par y una reducción de consumo de 0,9 l/100 km. Este Golf es el primer GTD que incluye un sistema Start-Stop de serie y que aprovecha las fases de deceleración para cargar la batería en el modo de recuperación. El cambio de doble embrague DSG, ultra-recomendable, cuesta 1.800 euros. Pero lo que más nos ha llamado la atención del GTD es su sonido. Han trabajado mucho en él y ya no suena a “furgo”, sino que emite un tono agradable. Lleva un “actuador acústico” opcional y un botón en el que elegir el sonido normal o el deportivo. El coche es relativamente ligero (1.377 kilos) y se puede ir muy deprisa a sus mandos. El tacto de la dirección se ha vuelto aún más ágil frente al modelo anterior gracias a la desmultiplicación más directa (sólo 2,1 vueltas de lado a lado, frente a las 2,7 vueltas de los Golf menos potentes). También se han podido incrementar las velocidades que se pueden alcanzar en las curvas. El comportamiento en las carreteras más reviradas se ve favorecido por la función XDS+ del ESP, que funciona como un diferencial autoblocante. El coche que probamos llevaba la suspensión adaptativa DCC opcional (950 euros) y ofrece tres posiciones: Confort, Normal y Sport. Además, para quienes quieran exprimir sus cualidades deportivas (aunque lleva freno de mano “de botón”), ofrece la posición “ESC Sport”. El sistema se activa mediante un interruptor de dos niveles en la consola central. En definitiva, si la empresa me pagara la gasolina eligiría sin dudarlo un sensacional GTI, pero si me tocara pagar el combustible, me quedaría con el brillante GTD.
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