Heredero del mítico Impreza, el Subaru WRX STi tiene ese aroma clásico de coche de rallies. La presente generación lleva un tiempo en el mercado y la marca ha aprovechado el Salón de Detroit para desvelar la nueva puesta al día del modelo (y la de su versión básica) que, además de retoques estéticos, incorpora mejoras mecánicas para que pueda hilar incluso más fino.
Ambas variantes comparten nuevos rasgos: la parrilla es más grande, entradas de aire más amplias en el frontal, llantas rediseñadas y, dependiendo del nivel de acabado, faros adaptativos LED. En el habitáculo el aislamiento acústico es mayor, se han cambiado los tiradores de las puertas, hay una calidad percibida mayor en los materiales, se ha añadido una pantalla de 5,9 pulgadas en la consola central y cuenta con Head-Up Display.
Aunque tanto WRX como WRX STi estrenan mejoras mecánicas, en este aspecto cada uno tiene elementos propios.
En el modelo base la suspensión delantera y trasera reciben una puesta a punto que mejora confort y estabilidad, la dirección asistida eléctrica responde más rápido y de manera más suave, y la palanca de cambios manual de seis relaciones tiene unas transiciones más precisas entre marchas. Además, el paquete opcional ‘Performance Package’ reduce el peso del techo, añade asientos Recaro y mejora el sistema de frenos.
Pasando al hermano mayor, el Subaru WRX STi, a la suspensión reconfigurada se suman unos frenos de mayores dimensiones con discos perforados mordidos por pinzas monobloque de seis pistones en las ruedas delanteras y de dos en las traseras. Como último añadido, el diferencial de deslizamiento limitado recibe un sistema de control elécronico que mejora la suavidad de su respuesta.
Donde no hay mejoras es en los motores, que ambos modelos mantienen: un bloque 2.0 Turbo de 268 CV para el WRX y un 2.5 bóxer de 305 CV para el WRX STi.
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