El seguro médico privado o los cheques restaurante son incentivos que numerosas empresas ofrecen ya a sus empleados más allá de su remuneración habitual. La pérdida del poder adquisitivo de muchos trabajadores es evidente ante la frecuente congelación de los salarios, así que cada vez son más los departamentos de recursos humanos que recurren a este tipo de retribución flexible, incluyendo la disponibilidad de un coche de empresa.
Así lo revela un estudio del Observatorio de Vehículo de Empresa( CVO), que revela que el 51% de las empresas españolas considera el coche como un incentivo clave para combatir los efectos que la inflación (con un crecimiento del 1,6% el pasado año) tiene en el bolsillo de sus empleados.
El estudio promovido por Arval (especializada en soluciones de movilidad) se realizó entre casi 3.000 gestores de flotas de pymes y grandes corporaciones de 12 países europeos, revelando entre otros datos significativos que el salario de los españoles se encuentra entre los más bajos de la zona euro, en concreto un 18% inferior a la media.
Una coyuntura que propicia que el coche experimente un proceso de democratización dentro de estos incentivos, equiparándose a otros como los relacionados con la manutención o la salud. El coste aproximado del disfrute de un automóvil de segmento medio se calcula entre 6.000 y 8.000 euros al año, con lo que el ahorro para quienes disfrutan de uno de empresa resulta evidente.
De este modo, el Observatorio de Vehículos de Empresa pronostica un crecimiento para este año de casi diez puntos porcentuales en las ventas de coches de segmento medio destinados a empresas, mientras que las de gama alta se incrementarán en un 4%. Por tanto, consideran que las ventajas del automóvil corporativo serán cada día menos privativas de grandes directivos y se extenderán a otra categorías laborales, como explica el director de CVO, Manuel Orejas: “El coche se ha convertido en una herramienta de la empresa para recuperar competitividad y cubrir diferencias salariales. Sin embargo, ahora se busca practicidad, tanto por los efectos de la crisis como por las políticas de responsabilidad social corporativa, con lo que se produce una tendencia a rebajar la categorización de los vehículos”.
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