Durante 2016, en las carreteras españolas murieron 1.160 personas. Hubo más accidentes de tráfico y más fallecidos (un 2,6%) que en 2015. Para frenar un preocupante cambio de tendencia en la siniestralidad (los datos empeoraon ya en 2013, después de años de mejoras), la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Ministerio del Interior reaccionan con la presentación de 16 medidas urgentes.
Entre ellas, convocar un pacto de Estado que incluya a instituciones, asociaciones y agentes implicados en la seguridad vial, así como reactivar el Consejo Superior de Tráfico para analizar, con la ayuda de expertos, las soluciones necesarias. Las otras 15, que pretenden ser más prácticas y de rápida implantación, están dotadas con un presupuesto de 11,7 millones de euros.
La reacción de los implicados en la materia ha sido diversa. El Real Automóvil Club de España (RACE), por ejemplo, aplaude estas medidas, varias de las cuales tienen que ver con el uso de tecnología preventiva de accidentes, la reubicación de radares o el mayor control del uso del cinturón, así como con un mejor análisis de los tramos de carretera más peligrosos de España.
“Para el RACE, en su conjunto, las medidas que ha propuesto el ministro son un buen punto de partida para comenzar a luchar contra la siniestralidad vial”, aseguran desde el club del automóvil. Otras voces, sin embargo, no opinan lo mismo.
“Frente a los 400 millones anuales que se recaudan por multas, esos 11,7 millones de presupuesto son una broma”, asegura Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados. “En 2010, la DGT dijo que iba a destinar el dinero de las sanciones a invertir en seguridad vial, pero se sigue destinando a pagar los sueldos de los funcionarios”.
Para esta asociación, además, las medidas no atacan el meollo del asunto. “Hay dos factores importantísimos que influyen en la siniestralidad, y son la falta de inversiones en el mantenimiento de las carreteras y el envejecimiento del parque automovilístico”, añade Arnaldo.
“Como medidas de choque nos merecen una valoración positiva –sostiene el presidente de la Asociación DÍA de Víctimas de Accidentes, Francisco Canes–, pero echamos en falta que nos pongamos a trabajar en un plan de mucho más calado. Esto son 15 cositas que pueden tener más o menos eficacia, pero la solución no se puede fiar a medidas urgentes”.
Las más representativas de las anunciadas por la DGT son estas:
Seguridad en zonas de adelantamiento. Se analizarán 1.000 kilómetros de carreteras convencionales y después se repintarán las marcas viales y se reubicará las señales verticales allí donde sea necesario. En algunos tramos con prohibición de adelantamiento, se colocarán incluso elementos de balizamiento entre carriles. “Para esta medida, el presupuesto es de ¡800.000 euros! No lo entiendo muy bien. Las carreteras españolas necesitan 1.800 millones de euros anuales para su mantenimiento, y se invierten 900”, explica Mario Arnaldo.
Cruces inteligentes. En 45 cruces peligrosos se instalarán sistemas de detección de vehículos. Un panel luminoso alertará al conductor con preferencia de la presencia de otro vehículo para que esté más atento y modere la velocidad. Presupuesto: 2,4 millones de euros.
Avisadores de velocidad. Se trata, según la DGT, de prevenir los accidentes causados por el exceso de velocidad en 250 puntos negros. Los sensores detectarán la velocidad y la mostrarán en un panel luminoso, a la vez que dos focos emitirán destellos para indicar que el límite se ha superado. El presupuesto es de un millón de euros.
Avisadores de velocidad con matrícula. Los lectores de matrícula ubicados en los pórticos de las carreteras calcularán la velocidad media de los vehículos. Los conductores que superen el límite permitido verán un aviso (“Modere su velocidad”) junto a su matrícula. Esta medida se implantará en 15 tramos (100.000 euros).
Nuevos criterios para la ubicación de radares. La DGT dará prioridad a la colocación de radares en los tramos con elevado INVIVE (índice que evalúa el binomio exceso de velocidad/accidentalidad). “Está muy bien que haya cruces inteligentes y avisadores de velocidad, perfecto –dice Mario Arnaldo–, pero llevamos siete años esperando la transparencia respecto a los radares que prometió Pere Navarro [director general de Tráfico entre 2004 y 2012]. Se han convertido en meros instrumentos de recaudación. En España hay menos radares que en otros países, pero son mucho más productivos en número de multas. Todavía estamos esperando a saber cuáles son los criterios de ubicación y la eficacia de esos radares, porque hay cada vez más multas, pero también más accidentes. Algo falla”.
Cámaras de control de cinturón. Están situadas en más de 200 puntos de las comunidades autónomas donde la DGT tiene competencias para la vigilancia y control del tráfico. Puedes consultar la ubicación aquí. Después de un tiempo de pruebas, empiezan a funcionar.
Bandas sonoras longitudinales. De la misma forma que son habituales en las autovías y autopistas, se instalarán en carreteras convencionales en las líneas exteriores y en la central. Esto puede reducir las salidas de vía un 67% y un 29% las colisiones frontales. Se instalarán en 3.000 kilómetros de tramos especialmente peligrosos, con un presupuesto de 5 millones de euros.
“A esta medida nosotros le habríamos dado mucha más importancia, porque muchos accidentes se producen por salidas de vía a causa del sueño o del uso del móvil, e instalar estas bandas en toda la red resolvería muchos problemas”, considera Francisco Canes.
Controles de velocidad y cinturón. Se instalarán más de 60 nuevos puntos de control fijos de velocidad en carreteras convencionales que previamente estarán señalizados con un panel informativo en la carretera. Su ubicación se publicará en la página web de la DGT. “Al final todo termina en lo mismo: más radares y más multas, y esa no es la solución”, sentencia Mario Arnaldo.
En opinión del presidente de Automovilistas Europeos Asociados, en realidad, estas medidas eran innecesarias. “Parece que cada nuevo Gobierno quiere inventar la pólvora, y no hace falta. Estas medidas podrían estar muy bien, pero nos apartan del camino correcto”.
En 2005 se estableció el primer Plan Estratégico de Seguridad Vial (2005-2008), donde se cuantificaron por primera vez los objetivos en esta materia: entre otros, había que reducir un 40% el número de víctimas mortales. Se estableció una hoja de ruta con los calendarios, se hacía una memoria con los objetivos y se evaluaban los resultados. Sin embargo, dejaron de evaluarse en 2008.
“¿A qué viene ahora hablar de pacto de Estado si hay un nuevo plan vigente [2011-2020]?”, se queja Arnaldo. “En ese plan está definido qué tenemos que hacer y cuáles son los objetivos, que van en la línea general de la Unión Europea. Lo que necesitamos es que se monitoricen los resultados, porque este es el mejor instrumento que se ha podido utilizar. Las medidas aisladas solo pretenden acallar a la opinión pública para aparentar que se están haciendo cosas”.
Las víctimas, a quien la DGT pretende dar más voz con la emisión de testimonios reales que conciencien a los conductores (como una de las nuevas medidas), tampoco entienden que no haya un trabajo más profundo. “Hemos estado cinco años sin hacer nada con el anterior ministro del Interior. No se ha contado con asociaciones de ciclistas, con autoescuelas, con víctimas ni con nadie. Habrá que analizar los objetivos del plan, porque muchos no se han cumplido, y empezar a pensar en uno nuevo: 2020 está a la vuelta de la esquina”, defiende Francisco Canes.
OTRAS MEDIDAS
Entre las soluciones planteadas por la DGT, también está previsto implantar un nuevo sistema para determinar puntos negros, intensificar el control de las infracciones más frecuentes en vías con mayor accidentalidad, señalizar mejor los tramos en los que el exceso de velocidad causa más accidentes, señalizar rutas ciclistas seguras y potenciar la concienciación por medio de las redes sociales y los anuncios televisivos.
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