Cuando un coche acaba en medio de una piscina, la mayoría de las veces se debe a un accidente. En esta ocasión, la causa para meter un Rolls-Royce, cuyo precio en España supera los 400.000 euros, ha sido otra que pocos imaginaban.
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La conexión entre la marca británica y el mundo de la música viene de lejos. De todos sus modelos, el Rolls-Royce Phantom ha sido el que más se ha asociado con esta industria. A lo largo de ocho generaciones y 100 años, ha sido el más elegido por algunas de las figuras más populares.
Mucho antes de que iconos como John Lennon, Elvis Presley y Pharrell Williams asociaran su imagen con el Rolls-Royce Phantom, artistas como Duke Ellington, Fred Astaire, Count Basie, Ravi Shankar, Edith Piaf y Sam Cooke viajaron con la marca. Ahora son Pharrell Williams y Snoop Dogg, quienes lo han elegido como su coche predilecto.
¿Por qué hay un Rolls-Royce Phantom en una piscina?
La respuesta a esta pregunta hay que buscarla en las leyendas del mundo de la música. Cuenta que, mientras celebraba su 21 cumpleaños, Keith Moon, batería de The Who, sumergió su Rolls-Royce en la piscina del Holiday Inn en Flint (Michigan, Estados Unidos).
Los relatos de lo que realmente sucedió esa noche difieren enormemente. El mismo Keith Moon aseguró que el coche era un Lincoln Continental de otro huésped del hotel y otros invitados a la fiesta sostienen que ningún automóvil terminó en la piscina.

Ahora, Rolls-Royce ha querido recrear uno de los mitos o momentos más legendarios de la historia del rock. ¿Cómo? Metiendo un Rolls-Royce Phantom en una piscina. Eso sí, no es una unidad real: es un prototipo retirado destinado al reciclaje.
El lugar elegido ha sido Tinside Lido en Plymouth (Inglaterra), un símbolo de estilo atemporal y un monumento Art Deco. Este sitio, además, tiene un vínculo con John Lennon. No sólo era uno de sus clientes más famosos, también lo usó de fondo para una fotografía de The Beatles mientras grababan The Magical Mystery Tour.
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