Pensar en un taller para automóviles es sinónimo de pensar en grasa, aceite, tuercas etc. Sin embargo, pocos se imaginarían lo siguiente. Un mecánico revela una experiencia desagradable que sufren todos quienes trabajan en mantenimiento y reparación de vehículos.
“Esto es lo que no te dicen de ser mecánico. Que simplemente te manchas de grasa, pero aquí tenemos un montón de huesos de ratas, de roedores que se meten en el coche y dejan estas cositas”, señala.
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Ratas en el coche: un gran problema
Uno de los principales riesgos de tener una rata en el motor del coche es el cableado eléctrico. Las ratas tienen un instinto natural para roer. Al morderlos, pueden provocar cortocircuitos que afecten el funcionamiento de los sistemas eléctricos del vehículo. Esto puede resultar en fallos en las luces, el sistema de encendido y otros componentes esenciales, aumentando el riesgo de accidentes.
Además del cableado, las ratas pueden causar daños en otros componentes mecánicos del coche. Pueden roer mangueras de refrigeración, líneas de combustible y sistemas de frenos. Estos daños pueden comprometer la seguridad del vehículo, provocando fugas de líquidos esenciales como el refrigerante o el aceite del motor.
Detectar la presencia de ratas en el motor del coche a tiempo puede prevenir daños mayores. Algunos signos a los que hay que estar atento incluyen:
- Rastros de excrementos: pequeñas heces de aspecto similar al arroz en el área del motor y debajo de los asientos.
- Daños en el cableado: cables mordidos o dañados en el compartimento del motor.
- Olor extraño: un olor desagradable o inusual en el interior del automóvil.
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