Si una marca como McLaren afirma que éste es su modelo de calle más radical, es suficiente para darse cuenta de que el McLaren Senna es un coche muy especial. Y no podía ser menos, tratándose de un tributo al malogrado piloto brasileño de F1, que seguro que estaría orgulloso de que semejante máquina luciera su nombre.
Lo deja bien claro Mike Flewitt, consejero delegado de McLaren: “El Senna es un coche como ningún otro: la personificación del ADN deportivo de McLaren, homologado para el uso legal en carretera pero diseñado y desarrollado para ser excelente en circuito. Cada elemento en este nuevo Ultimate Series McLaren está enfocado a las prestaciones, perfeccionado para garantizar la conexión más pura entre conductor y máquina, y ofrecer la mejor experiencia de conducción en circuito de la manera en que solo McLaren puede”.
Para llegar a tal excelencia, la marca británica ha dado lo mejor de sí. Lo primero ha sido utilizar un base ligera y rígida, motivo por el que ha decidido emplear una evolución del Monocage III, el chasis de fibra de carbono que ya emplea el McLaren 720S. El ligero material también se ha empleado en absolutamente todos los paneles de la carrocería, consiguiendo un peso en seco de 1.198 kilos. Para ponerlo en perspectiva, es el McLaren más ligero desde que la marca lanzó el siglo pasado el mítico F1.
Además de ligera, la carrocería ha sido diseñada pensando siempre en la aerodinámica. Está presentes algunos rasgos reconocibles de los modelos de la familia, como los faros delanteros, pero se ha renunciado a las suaves formas habituales en favor del rendimiento. Está repleto de entradas y salidas de aire que lo canalizan para mantener el coche pegado al suelo, y cuenta con aerodinámica activa tanto delante como detrás, algo que queda patente con el difusor que abarca todo el ancho de la zaga y con el descomunal alerón. Este elemento es el punto más alto del coche (a solo 1.219 mm del suelo), tiene funcionamiento hidráulico y actúa además como aerofreno.
El corazón del Senna es un motor V8 biturbo de 4,0 litros que cuenta con componentes reforzados y más ligeros, entregando 800 CV y 800 Nm de par máximo, lo que le convierte en el McLaren de calle más potente. El bloque se asocia a una caja de cambios de doble embrague y ocho velocidades que funciona en modo automático o con levas, para mandar toda la fuerza al eje trasero. Remata el conjunto un sistema de escape triple fabricado en titanio. Para conocer sus prestaciones, que prometen ser impresionantes, habrá que esperar puesto que no se han hecho públicas por el fabricante.
La cosa no queda ahí: se pueden seleccionar tres modos de conducción (Confort, Sport y Track) que varían multitud de parámetros y se aplican de manera independiente también a la suspensión hidráulica RaceActive Chassis Control II, que suma un cuarto modo, el Race, que pega al máximo al deportivo al asfalto.
Por último, el habitáculo se muestra bastante espartano para un modelo de calle, pero resulta algo lógico ya que el Senna es un deportivo de circuito camuflado. La fibra de carbono está presente en casi todos los elementos, incluidos los asientos tipo báquet, y tras el volante un minimalista indicador hace las funciones de cuadro de instrumentos. La consola central está formada por una pequeña pantalla vertical y cuatro botones. Poco más hay en el interior del biplaza, apenas un pequeño hueco tras los dos asientos para guardar objetos no muy voluminosos.
Como suele ocurrir en estos casos, el McLaren Senna ya está agotado antes incluso de mostrarse al mundo. Solo se fabricarán 500 unidades del deportivo, que se presentará durante el próximo Salón de Ginebra, cada una vendida a un precio de 853.000 euros.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram