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Después de cuatro años en el mercado, el Hyundai i20 recibe su actualización de mitad de ciclo de vida. No trae consigo novedades estéticas de enorme calado, pero Hyundai sí propone una mejora general de equipamiento y una evolución en su gama mecánica. Y el cambio más importante, en todo caso, tiene que ver con una decisión que empieza a ser tendencia: desaparecen las versiones diésel del modelo.
La oferta del i20 queda configurada ahora por tres bloques de gasolina: el 1.0 T-GDI en versiones de 100 y 120 CV y el 1.2 de 84 CV. Todos ellos llevan de serie el sistema Idle Stop and Go que mejora el consumo. La principal novedad es la incorporación de una caja 7DCT de doble embrague.
En cuanto al apartado estético, la carrocería de cinco puertas es la que más cambia, adoptando una parrilla similar a la del i30 y modificando la zaga con un nuevo paragolpes y nuevas luces, esto último también presente en la versión Active, de corte SUV. Se amplía asimismo la gama de llantas con nuevos diseños de 15 y 16 pulgadas, y también se suman tres nuevos colores a la paleta disponible para la carrocería: Tomato Red, Champion Blue y Clean Slate.
En el habitáculo los cambios pasan por los nuevos ambientes en rojo y azul, pero lo importante es la mejora en el área de la conectividad. El acabado más básico sigue teniendo radio, pero desde el segundo se instala el sistema Audio Display con pantalla de 7 pulgadas y compatible con Android Auto y Apple CarPlay.
Por último, el Hyundai i20 cuenta con el SmartSense, un conjunto de tecnologías de seguridad y asistentes que incluye avisador de cambio involuntario de carril, asistente de mantenimiento de carril, asistente para evitar colisiones frontales en ciudad y carretera, alerta de atención del conductor y asistente de luces largas.
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