por Mario Herráez
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Ford Fiesta de gasolina (2008 – 2017)
Aunque el 20% de los Fiesta habían tenido algún fallo, se trataba de averías menores referentes a la carrocería y a la electrónica no relacionada con el motor. El 75% se puede seguir conduciendo y la mayoría de las reparaciones se llevaron a cabo bajo garantía. Los que tuvieron que pagar por ellas se encontraron entre los que desembolsaron las cantidades más pequeñas. -
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Honda Civic diésel (2006 – 2012)
Solo el 15% tuvo algún problema en el año previo a la encuesta siendo, además, fallos menores: batería, aire acondicionado y, de manera testimonial, frenos, sistema de combustible y aspectos del habitáculo. Prácticamente todos se podían conducir sin problemas y las reparaciones habían sido bastante baratas. -
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Skoda Octavia diésel (2004 – 2013)
Una cuarta parte de los ejemplares sufrió algún tipo de avería, pero de poca importancia puesto que la mayoría eran de carrocería. Eso sí, también hubo casos con el motor y la suspensión. La mayoría siguen en activo, pero aquellos que pasaron por el taller tuvieron que pagar facturas de hasta 800 euros. -
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Honda Civic de gasolina (2006 – 2012)
El compacto japonés obtiene peores resultados en gasolina, con hasta un 24% de unidades sufriendo fallos, con la batería como problema más común, seguida por la suspensión. La mitad ya no se pueden conducir y, aunque la mayoría fueron reparados gratis, un pequeño número de afectados tuvo que desembolsar hasta 1.700 euros para arreglar su coche.
Mario Herráez
Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.