El ‘caso Volkswagen’ ha desatado la polémica en torno al problema de salud pública que los motores diésel ha creado en las principales ciudades europeas. En el caso concreto de España, nuestro país supera desde hace más de cinco años los límites de dióxido de nitrógeno (NO2) establecidos por la UE y, sin embargo, un 41,8% de los españoles no sabe que los coches diésel son más contaminantes que sus homólogos de gasolina (según un estudio de Acierto.com).
“Hay un elevado número de usuarios convencido de que los motores diésel son menos contaminantes, ya que emiten menos dióxido de carbono por kilómetro (g CO2 por km) que los motores de gasolina”, explica Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com. “No obstante, el problema real de la contaminación producida por los vehículos de gasóleo se deriva de las emisiones de los óxidos de nitrógeno (NOx), hidrocarburos (HC), dióxido de azufre (SO2) y nanopartículas”, aclara.
Se ponen en este momento, y debido al escándalo, más de relevancia los numerosos estudios que relacionan el uso de vehículos de gasóleo con empobrecimiento de la salud de los habitantes de las ciudades, ocasionando efectos tales como irritación pulmonar y ocular, o incluso enfermedades respiratorias crónicas y cerebrovasculares.
Un dato interesante que arroja dicho estudio es que el 76,9% de los encuestados se muestra a favor de limitar el tráfico de vehículos privados en el centro de las ciudades si se superan los niveles legales de contaminación, aunque eso sí, el 40,1% afirma no estar dispuesto a pagar más por un vehículo responsable con el medio ambiente.
Sin embargo España sigue a la cabeza de la Unión Europea en cuanto a coches diésel: el 63,4% del parque automovilístico actual emplea dicho cobmustible. ¿Por qué motivo? Por la falsa creencia del ahorro, y si, decimos falsa creencia con toda claridad.
A pesar de que el litro de diésel tenga un precio más barato que el de gasolina, la diferencia de precio de un modelo que use este combustible con uno de gasolina suele ser suficiente como para que, para amortizar esa diferencia, sea necesario realizar una media de entre 160.000 y 200.000 km. Esto último parece que no entra en la cabeza de los españoles.
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