Alfa Romeo ha seguido un camino poco usual para presentar su esperado Giulia. Al contrario que otras marcas, que muestran las versiones básicas de inicio y con el tiempo lo hacen con la variante prestacional, Alfa mostró orgullosa al mundo la joya de la corona, el Giulia QV con motor Ferrari de 510 CV, y ha esperado a Ginebra para definir la gama “de acceso”.
Lo primero que se aprecia es una estética más común, que mantiene las líneas de diseño del Quadrifoglio Verde, pero mucho más relajadas. Deja a un lado la deportividad para centrarse en un aspecto más sencillo, elegante y con clase.
La gama estará compuesta por tres acabados: Giulia, Super y Quadrifoglio, que además se podrán aderezar con dos packs de equipamiento opcionales, el Sport y el Luxury. La dotación variará de uno a otro, pero desde las versiones de acceso serán de serie elementos los sistemas de seguridad activa, a los que se suman en niveles superiores tapicerías de piel, acabados cromados, apliques de madera, luces de xenón, etcétera.
En cuanto a motores, la oferta inicial está formada por dos turbodiésel, un 2.2 de 150 CV y otro 2.2 de 180 CV; y el gasolina 2.0 de 200 CV y 330 Nm de par. Sin embargo, antes de que finalice el año se añadirán dos nuevos propulsores más potentes, una versión de 210 CV del diésel y una de 280 CV del gasolina.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.