La movilidad está en el ojo del huracán en lo que a sostenibilidad se refiere. Aún sin ser la principal causante de la contaminación en el mundo, la evolución de la industria de la automoción se sigue con detalle y los fabricantes de automóviles han dejado ya claro su compromiso con un futuro más limpio y mejor. Pero, ¿qué pueden hacer las marcas de coches para alcanzar ese objetivo?
Hay muchas áreas en las que se pueden experimentar mejorías, que en muchos casos ya se han puesto en marcha: plantas de producción más limpias que funcionen con energías renovables, un enfoque sostenible en el uso de materiales y su reciclaje, y el empleo de sistemas de propulsión cada vez más eficientes.
En el caso destacable de JLR ya ha establecido su hoja de ruta al respecto, en la que tiene marcadas dos hitos muy importantes: en 2030 será un fabricante exclusivo de vehículos eléctricos, adelantándose a la normativa europea, y en 2039 alcanzarán las cero emisiones netas de carbono en su cadena de suministro, productos y operaciones.
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Fábricas más limpias
Se tiende a hablar de emisiones contaminantes de los vehículos solo cuando éstos circulan, pero lo cierto es que durante su proceso de fabricación y transporte también se producen grandes cantidades de CO2. Sin embargo, con la toma de decisiones correctas, estas cifras se pueden minimizar de manera considerable.
Una de las opciones más relevantes es la de utilizar energía 100% renovable en las fábricas, algo que en el caso de JLR, que ya usa esta electricidad en sus plantas de Reino Unido, Eslovaquia, Brasil y Austria, ha ayudado a reducir las emisiones derivadas de esta actividad en un 70% respecto a los niveles de 2007. Además, el empleo de paneles solares es un fuerte de energía adicional muy relevante: la fábrica de Wolverhampton (Reino Unido) cuenta con 21.000 paneles fotovoltaicos que producen más del 30% de sus necesidades de energía.
Otra propuesta interesante en el mismo sentido es llevar a cabo un proceso de producción que sea más eficiente, que gracias a la optimización de tareas exija menos energía para fabricar cada vehículo. La firma británica ha conseguido reducir el gasto energético del proceso en nada menos que un 33% respecto a 2007.
Siguiendo esta línea, JLR se ha comprometido a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en sus operaciones en un 46% y en un 54% por vehículo en toda su cadena de valor para 2030.
Reutilizar y reciclar
El principio de la economía circular es clave para no derrochar recursos. Basado en hacer más con menos, busca la reutilización de la mayor cantidad posible materiales ya utilizados, lo que por una parte reduce los residuos que se producen y, por otra, minimiza la cantidad de materiales vírgenes y recursos naturales que se precisan.
Aunque es algo que se puede aplicar a todo tipo de industrias, la del automóvil es muy proclive a ello, puesto que se puede utilizar en gran parte de los elementos que conforman un coche.
Empezando por el metal que da forma a los vehículos, se ha avanzado mucho en los procesos de recuperación y reformación de estos para darles una segunda vida. JLR destaca en el tratamiento del aluminio y la marca ha procesado más de 360.000 toneladas de chatarra con este fin, reduciendo las emisiones de CO2 derivadas de la fabricación de la aleación en un 26%.
También es algo que se puede aplicar a los interiores, donde tanto los plásticos como las telas empleadas pueden formarse a partir de materiales reciclados sin por ello reducir un ápice de la calidad superior que define a las marcas de lujo.
A este respecto, JLR ofrece en sus modelos una mezcla de lana Kvadrat, un textil vegetal elaborado con fibras de eucalipto, y ECONYL, un nailon elaborado con plásticos reciclados procedentes del mar y vertederos. La producción de este último supone una reducción de un 90% de las emisiones si se compara con la fabricación del material procedente del petróleo.
Sistemas de propulsión más eficientes
La electrificación es la tecnología más viable a día de hoy para lograr sistemas de propulsión de alto rendimiento que, además, cada vez sean más eficientes. Lo lógico parece hablar de coches eléctricos, pero en la movilidad el proceso de transición no va a ser inmediato, ni va a producirse a la misma velocidad en todos los mercados.
Se antoja necesario, por ello, contar con flexibilidad para poder producir vehículos con distinto grado de electrificación que se adapten a las necesidades de cada mercado y, por supuesto, de cada usuario.
JLR va a mantener su plataforma modular longitudinal flexible (MLA), empleada por los Range Rover y el Range Rover Sport, que soporta configuraciones de motor de combustión interna, híbridos y de eléctrico con batería (BEV). A la par, está desarrollando su arquitectura SUV de nueva generación de tamaño medio (EMA), que será completamente eléctrica.
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