En los últimos años varias marcas han optado por recuperar la producción de sus modelos antiguos, nuevas series de unidades limitadas construidas de manera fiel al coche original y que dan la posibilidad a sus clientes de hacerse con un clásico nuevo. El último en sumarse a esta tendencia es el Aston Martin DB5 Goldfinger, el coche que utilizaba James Bond en dicha película.
La propia Aston Martin relanzó hace unos años el DB4 GT y otros fabricantes, como Jaguar, han lanzado otros modelos, como el D-Type, del que se anunció en febrero una producción de 25 unidades. Sin embargo, este caso es especial dado que va unido al nombre de 007.
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De hecho, uno de los puntos más interesantes del Aston Martin DB5 Goldfinger es que tendrá varios accesorios totalmente funcionales de los que se vieron en la película. Lógicamente los más extravagantes no estarán ahí, pero sí que se ha confirmado la presencia de la matrícula que cambia sus números, por ejemplo.
Lucirá el característico color Silver Birch en la carrocería, que se complementa con múltiples cromados. De su apartado mecánico no se ha hecho mención, pero parece lógico que respetarán el original, manteniendo su motor 4.0 de seis cilindros y 282 CV, con el que aceleraba de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 238 km/h.
Como ocurre en estos casos, el Aston Martin DB5 Goldfinger se producirá en unos números muy limitados, solo 28 unidades de las que 25 serán para clientes, una para la marca, otra para EON Productions (que participa en el desarrollo) y la última se subastará con fines benéficos. Cada una tendrá un precio de tres millones de euros y quien se haga con ellas no podrá sacarlas a rodar a la calle ya que no serán legales para conducción en carretera.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.