Audi ha sido una de las marcas que más rápido ha identificado y aprovechado la posibilidad de montar sistemas de micro-hibridación en sus modelos diésel para conseguir mejorar su rendimiento, bajar sus consumos y emisiones y, de paso, conseguir ventajas en ciertas legislaciones como la española, en la que este tipo de vehículos se hacen con la etiqueta ECO de la DGT. El nuevo Audi SQ8 demuestra que es un camino legal permite a modelos potentes y de altas prestaciones circular prácticamente con total libertad en todo tipo de circunstancias.
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Roza los 5 metros de longitud y pesa más de dos toneladas, pero a pesar de ello es capaz de moverse con soltura gracias a un motor 4.0 V8 TDI biturbo que desarrolla 435 CV y 900 Nm de par máximo, que envía a las cuatro ruedas a través de una caja de cambios automática Tiptronic de ocho relaciones. Además, al llevar acoplado un compresor eléctrico que forma parte del sistema de 48 voltios, su respuesta es incluso más rápida de lo normal.
Esto hace que sea capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, estando su velocidad máxima limitada a 250 km/h de manera electrónica. No se ha desvelado su consumo, pero Audi apunta que la presencia del sistema mild-hybrid ayuda a rebajar una media de 0,5 l/100 km.
De que su comportamiento sea el adecuado tanto en autopista como en zonas de curvas se encarga la tracción integral con reparto de par 60:40 entre ambos ejes, el diferencial deportivo, el hecho de que las cuatro ruedas sean directrices, potenciando su agilidad y estabilidad; la suspensión neumática que varía la altura hasta en 90 mm, la dirección progresiva y los frenos carbocerámicos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.