Siguiendo el remozado de toda su gama de todocaminos, BMW presenta la segunda generación del ‘pequeño’ X1, que mantiene su fórmula pero gana puntos en estética, habitabilidad interior y eficiencia de sus motores.
A nivel de imagen no es ninguna revolución y sigue los parámetros del resto de modelos de la marca, pero tiene un aire más atractivo y gana músculo. La parrilla es más grande y está colocada más arriba, el diseño de los faros es más acertado y el paragolpes le da más contundencia. Toda la parte inferior cuenta con molduras de plástico negro y en la zaga se añade una protección de aluminio y los grupos ópticos se estilizan. En general, el conjunto parece más todocamino que su predecesor.
En cuanto a medidas, es 36 mm más corto que la generación saliente (4.439 mm en total), pero es 53 mm más alto (1.598 mm) y 21 mm más ancho (1.821 mm). Esto hace que mejore el espacio interior, donde los pasajeros de la fila trasera cuentan con 37 mm más para las rodillas, mientras que todos los asientos están más elevados (36 mm delante y 64 mm los traseros. Las plazas traseras son abatibles en formato 40:20:40 y se pueden desplazar hacia delante y atrás, con lo que el maletero tiene 505 litros de capacidad ampliables hasta los 1.550.
La oferta mecánica estará compuesta por cuatro bloques, un gasolina y tres diésel. La versión básica será el sDrive18d, que entrega 150 CV y 300 Nm, emplea tracción delantera y hace el 0-100 en 9,2 segundos. Por encima se encuentra el xDrive20d, con 190 CV, 400 Nm, tracción total y un 0-100 en 7,6 segundos. El diésel más potente será el xDrive25d, con motor de 231 CV y 450 Nm de par, también tracción integral y un 0-100 en 6,6 segundos.
Por último la única variante gasolina, el xDrive25i. Éste entrega 231 CV, 350 Nm de par máximo, pasa de 0 a 100 en 6,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 235 km/h.
Los niveles de acabado serán el básico de acceso y los vistos en otros modelos Advantage, Sport Line, xLine y M Sport. El equipamiento variará de uno a otro.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.