En julio de 2016 un camión cruzó Europa sin usar gasolina. La empresa vasca de transporte Transordizia probó su primer vehículo pesado propulsado con gas natural en el trayecto Madrid-Hamburgo (Alemania): 4.350 kilómetros, ida y vuelta, repostando en dos ocasiones. Entonces, solo contaba con un camión de estas características, al que añadieron un segundo depósito para aumentar su autonomía. Hoy dispone de una flota de 11, que incorporan de serie dos tanques con los que recorrer hasta 600 kilómetros sin repostar. Transordizia añadirá progresivamente otros 14 hasta 2020.
Las flotas de Seur, Leche Pascual, Inditex o Primark; las de taxis o las de las empresas municipales de transporte también apuestan por el gas natural vehicular (GNV) y abandonan los combustibles tradicionales. Más de 8.000 vehículos circulaban con ese combustible por las carreteras españolas a finales de 2017.
El gas natural busca su hueco en los motores españoles, ya sea licuado (GNL) para vehículos pesados como comprimido (GNC), para camionetas y turismos. No lo tiene difícil pues ofrece ventajas frente a la gasolina y al gasóleo. Especialmente cuando se cubren trayectos largos o se realizan servicios de muchas horas, circunstancias para las que las baterías eléctricas aún no están preparadas, aunque los expertos vean en ellas la solución definitiva de la movilidad.
Las ventajas
Los vehículos de gas cuentan, además, con la etiqueta Eco que otorga la Dirección General de Tráfico y que permite circular por los centros de las ciudades cuando hay restricciones por contaminación. “Esta tecnología tiene la madurez suficiente para ser implantada”, asegura José Ramón Freire, de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (Gasnam) y director de soluciones de movilidad en Gas Natural Fenosa. “Da respuestas a necesidades de movilidad que otras tecnologías, como la eléctrica, no pueden dar”, apunta Antonio Calvo, responsable de Movilidad Sostenible de Seat.
Ciudades con baterías
El ahorro y la reducción de la huella ambiental son otros beneficios que los defensores del gas esgrimen. El coste por kilómetro es un 30% inferior que el gasóleo y un 54% que la gasolina, según Gas Natural Fenosa. La inversión inicial, sin embargo, es alta. “Los camiones cuestan hasta un 50% más que los diésel”, explica Jesús Galindo, director de Transordizia, quien calcula que en cuatro o cinco años su empresa habrá amortizado la inversión y empezará a economizar en combustible.
Lo que sí ha empezado a reducir desde el primer momento han sido las emisiones contaminantes. El gas aventaja a los combustibles tradicionales al liberar un 23% menos de CO2 que la gasolina o un 15% menos que el diésel, según Gasnam. Reduce también respecto al gasóleo en un 85% las emisiones de óxido de nitrógeno y en casi el 100% el material particulado, una mezcla de sustancias en suspensión en el aire, tóxicas para el organismo, de acuerdo con Gas Natural Fenosa. “El gas es un excelente combustible para reducir el CO2, pero emite las otras mismas sustancias tóxicas que la gasolina. La disminución es, sobre todo, frente al gasóleo”, afirma Jesús Casanova Kindelán, catedrático de la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.
El gas licuado de petróleo (GLP), obtenido a partir del crudo, también sale perdiendo en cuanto a su huella ecológica. Pugna por hacerse un hueco en el mercado, y su gran baza es el precio: resulta más barato y más fácil de encontrar en las gasolineras, pues las comercializan las petroleras. El litro de GLP cuesta unos 0,60 euros, la mitad que el de gasolina. Cada kilo de GNC ronda los 0,95 euros.
La falta de puntos de recarga o gasineras ocasiona que no se vendan tantos turismos como camiones. Las compañías energéticas y los fabricantes colaboran con los Gobiernos para romper la dinámica. El proyecto Eco-Gate, financiado por la Comisión Europea e impulsado por varias empresas del sector, se ha propuesto instalar 20 gasineras repartidas por España, Portugal, Francia y Alemania. Gas Natural Fenosa y Seat también se han asociado con este fin. “Vamos a construir 45 puntos en estaciones de servicio independientes, las más receptivas a este combustible. Lo interesante sería que las que pertenecen a petroleras se unieran”, añade Freire. Actualmente hay 122 en España entre públicas y privadas que dispensan gas.
Fiat, Audi, Skoda, Volkswagen o Seat ya venden modelos híbridos, de gas y gasolina, para particulares. A diferencia del transporte pesado, el precio de los turismos de GNC se iguala al de uno convencional con los descuentos que las marcas aplican y las ayudas como el Plan Movalt, que en diciembre de 2017 otorgó 20 millones de euros a la compra de vehículos propulsados por energías alternativas. “Las ayudas se agotaron en un día”, asegura Freire. El 25% de las solicitudes fueron para adquirir automóviles de gas natural. “El éxito del plan demuestra que los usuarios españoles demandan programas para mejorar la calidad de la movilidad”, concluye el presidente de Gasnam.
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