Desde niño, Dani Clos (Barcelona, 1988) quiso ser piloto de automovilismo. Ya en el karting demostró que talento atesoraba más que sobrado para conseguirlo y su carrera deportiva le llevó a las puertas de competir en Fórmula 1. El equipo HRT le nominó en 2011 como tercer piloto y reserva, pero la desaparición del proyecto español en los grandes premiso truncó su progresión y sus sueños.
Fue a partir de entonces cuando Clos comenzó a compaginar participaciones más esporádicas en carreras con colaboraciones en programas televisivos. Siempre le había atraído la comunicación audiovisual, se sentía cómodo ante las cámaras y su carácter extrovertido parecía ideal para desarrollar esta actividad.
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El universo de YouTube le atrapó y ha sido así como, en apenas tres años, se ha convertido en el personaje del motor más influyente de España, dejando obviamente al margen a las grandes figuras de la competición que juegan en otra categoría y se centran en la faceta deportiva de este sector.
Dani Clos recuerda cómo fue capaz de encontrar una salida atractiva al tropiezo de verse fuera del mundo de las carreras: “Desde pequeño me había gustado grabar, pero nunca había tenido tiempo para dedicarle a esta afición. Cuando tuve que dejar la competición, un youtuber alemán me animó a desarrollar contenido aprovechando mis conocimientos y habilidades en el automovilismo. Organicé un equipo de trabajo muy cualificado, tenía claro que quería hacer un producto de calidad, y en 2016 empezamos a publicar en YouTube. Entonces no imaginaba el desarrollo que iba a tener el proyecto, ni que podría llegar a vivir de él. Sólo quería una forma de mantener un contacto en el mundo del motor, seguir teniendo una presencia para intentar volver a competir algún día, no caer en el olvido”.
Su trabajo parece gustar a la audiencia y los seguidores de su canal no dejan de crecer, hasta llegar a los casi 676.000 en la actualidad, complementando la difusión de su contenido con una presencia constante en Instagram, donde son 230.000 personas las que atienden a sus publicaciones. Con estos datos, Clos se ha convertido en toda una personalidad en la automoción, con una evolución de su trabajo que él mismo explica así: “Empezaron a contacta conmigo empresas relacionadas con el automóvil y también con el estilo de vida o la electrónica de consumo, aunque siempre con los coches como hilo argumental. Yo empezaba a adivinar el potencial de mi canal y, del mismo modo, realizaba propuestas cuando detectaba alguna oportunidad. Siempre con el criterio de difundir productos relacionados con mi actividad y que me parecieran interesantes o recomendables para mis seguidores, marcas con las que me siento identificado y me gustan. En esto creo que me he mantenido muy firme y honesto”.
Contenido de calidad
El talento de Dani Clos, conduciendo y comunicando, resulta un reclamo imparable para los aficionados al motor y su relevancia se sitúa en niveles inéditos hasta el momento entre los creadores especializados en este nicho del automóvil. Para el catalán, las claves de su éxito como influencer son bastante evidentes, aunque no por ello sencillas de materializar: “Intentamos que todos los contenidos sean de calidad, con temas interesantes, bien grabados y editados, huimos de la idea de que por publicarse en Internet todo sirve. Y por mi parte, intento ser cercano, un tipo normal que habla de coches con naturalidad y con el que cualquier apasionado al automóvil puede sentirse identificado. Así me han educado mis padres y así quiero que siga siendo”.
Este enfoque cualitativo acarrea algunos compromisos que Clos debe solventar: “Mis contenidos son caros de crear y eso exige el apoyo de las marcas. Viajamos mucho y tengo un equipo de colaboradores que se encargan de la grabación y edición, con desplazamientos en ocasiones largos y lejanos, vamos donde creemos que pueden estar los temas de interés. Por eso para mí es fundamental que el producto sea de mucha calidad, para que las empresas que nos apoyan estén satisfechas y podamos seguir en esta línea, con los ingresos directos de YouTube es imposible sobrevivir. Se pueden hacer cosas más fáciles o baratas, pero no es nuestro estilo porque nuestros seguidores reclaman otro nivel”.
Dani Clos complementa su canal propio en YouTube con relaciones directas de algunas compañías que eligen su perfil para representarles, como es el caso en la actualidad de Michelin o Huawei. También desarrolla proyectos puntuales para empresas del sector como Toyota, Alfa Romeo, BMW o Audi, aunque sin compromisos de exclusividad al preferir mantener la independencia que exige su trabajo.
Lo cierto es que su popularidad como influencer ha alcanzado niveles impensables hace muy poco tiempo, como él mismo reconoce: “Sin duda alguna, soy ahora más conocido que cuando competía. Es algo que noto cada día, no sólo por el contacto con los seguidores en mis canales, también en la calle. Hace poco organice una reunión en Madrid, lance algunos mensajes exclusivamente en Instagram y en apenas 24 horas; pensaba que nos juntaríamos unos pocos, así que no me lo podía creer cuando aparecieron más de 2.500 personas y 500 coches, la policía tuvo que cerrar los accesos al recinto que elegimos porque ya no cabía más gente. Fue algo guapísimo, me encantó tener ese contacto directo con otros aficionados a los coches como yo y agradecí muchísimo tanto apoyo. Hubo muchos momentos emocionantes que me invitan a pensar que la fórmula que hemos elegido es la correcta, tenemos una repercusión real que se traduce en personas, no vendemos humo”.
El fenómeno ‘influencer’
Sobre el fenómeno de los influencers, su papel en el mercado publicitario y el futuro de estos prescriptores, el piloto considera que el entorno de la comunicación digital ira evolucionando en una selección natural: “Creo que nuestro medio se enfrentará en algún momento a una reconversión, un proceso de depuración que afectará al contenido que no cumpla con las expectativas de la audiencia, por calidad o enfoque. Quizá yo podría tener hoy más seguidores si planteara mis temas de otro modo, pero creo que a largo plazo sería contraproducente. Asumo tener menos seguidores si a cambio mi imagen y la de las empresas que confían en mí es que la que pretendemos”.
De momento, de forma paralela al éxito de su canal, su filosofía le ha servido para recuperar el objetivo inicial de este proyecto, volver al deporte: “Gracias a mi faceta de youtuber me he podido mantener activo en el mundo del motor, en los centros de decisión continúan oyendo hablar de mí, los equipos saben lo que estoy haciendo… Este año he competido de nuevo en Europa y Estados Unidos, porque a mi potencial como piloto estoy sumando una capacidad de difusión directa que no muchos pueden ofrecer y eso interesa a las escuderías y sus patrocinadores”.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.