Como quien olvida el móvil o las gafas, hay quien descuida a la abuela y la deja arrinconada en el asiento de atrás de un taxi. En España, que ha necesitado dos leyes para gestionar la memoria, la gente se olvida casi de todo. Entre otros disparates, en los coches de servicio público, de una bolsa llena de juguetes sexuales o una urna con las cenizas de un familiar.
Esta recopilación de omisiones procede de la aplicación de movilidad Free Now, que ha analizado millones de viajes realizados a través de la plataforma durante este año para clasificar las ciudades europeas con los viajeros más descuidados.
A la cabeza de las distracciones aparece Marsella (Francia), pero el país europeo con más extravíos es España. En concreto, en los taxis se han abandonado 2.212 enseres, unos 23.000 en toda Europa. Los datos corresponden solo a los vehículos con los que trabaja este operador, pero sirven de orientación: el despiste abunda.
Por detrás de la ciudad francesa, Free Now engloba Oviedo, Gijón y Avilés, segundas, conjuntamente, en la clasificación. Algo más abajo aparecen séptima y novena Valencia y Sevilla, que comparten la lista con urbes como Cannes o Hamburgo.
Olvidos en los taxis
Los ciudadanos de Londres y Edimburgo (Reino Unido), en el lado contrario, son los más precavidos con sus pertenencias personales. El tipo muestreo no permite llegar a conclusiones definitivas, porque la presencia de la plataforma no es similar en todos los países: no queda claro que el cerebro yerre por una cuestión de nacionalidad.
La ciencia habla, en cambio, de genética y origen. Hace unos años, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Bohn (Alemania) encontraron una conexión entre las pequeñas distracciones del día a día y el gen DRD2.
Quienes poseen determinada variante de este receptor de dopamina se despistan con más facilidad. Otros estudios, sin embargo, relacionan la caída de la memoria (no tanto de una pérdida de atención, sino de recuerdos) con la eficiencia neuronal: el cerebro conserva solo la información valiosa.
Los despistes de los lunes
Free Now detecta también que quien toma un taxi un lunes a las 11 de la mañana se expone al riesgo mayor de distracción. Esa hora de la rauda memoria que precede al olvido. También son propicios al abandono los días del fin de semana, entre las 11.00 las 14.00. Y mucho más en verano y en los periodos vacacionales. En julio de este año, el número de objetos personales abandonados en los asientos creció un 75% respecto a julio de 2021.
Las cosas que más se olvidan no sorprenden, por pura probabilidad: en este orden, los teléfonos móviles, la cartera con la documentación y el bolso. También se abandonan chaquetas, gafas, auriculares, maletas, joyas, paraguas y, cerrando la lista, la bolsa de la compra. “La mayoría de estos objetos se devuelven a sus propietarios”, asegura Free Now.
Con menor frecuencia, los usuarios se dejan pertenencias más peculiares, como un vestido de novia o tres lagartos vivos, además de aquella abuela. “Es importante que el cerebro olvide los detalles irrelevantes y, en su lugar, se concentre en las cosas que ayudarán a tomar decisiones en el mundo real”, dice Richards, coautor del estudio La persistencia y la fugacidad de la memoria.
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