Lavar el coche puede parecer un gesto rutinario e inocente. La espuma cubre la carrocería, los detergentes desprenden la suciedad y, tras el enjuague, el vehículo queda brillante. Sin embargo, detrás de esa aparente limpieza se esconde una amenaza silenciosa: las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como “químicos eternos”. En los últimos meses, en Estados Unidos, un grupo de expertos han alzado la voz sobre la peligrosa amenaza para la salud que acecha en los lavaderos de coches.
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Y es que estos PFAS o compuestos sintéticos, presentes en ceras, detergentes y productos abrillantadores, no se degradan en la naturaleza. Una vez liberados, permanecen durante décadas en aguas subterráneas, ríos y suelos, llegando incluso al consumo humano. Investigaciones recientes han detectado restos de estas sustancias en lavaderos de coches de distintos países, lo que ha encendido las alarmas de la comunidad científica.
Gran parte de la población
El riesgo para la salud resulta considerable. La exposición prolongada a los PFAS se ha vinculado con cáncer de riñón y testículos, alteraciones hormonales, daños en el hígado y problemas de fertilidad. Incluso pequeñas dosis, acumuladas con el tiempo, pueden afectar al sistema inmunitario o al desarrollo infantil. Por ejemplo, el 97% de los estadounidenses analizados tenían rastros de PFAS en la sangre, según el estudio presentado por el Centers for Disease Control and Prevention (CDC) a través del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES).
El impacto va mucho más allá de lo individual: es ambiental y colectivo. El agua contaminada de los lavaderos puede acabar en acuíferos o cauces fluviales, extendiendo el problema a kilómetros de distancia. Por este motivo, expertos reclaman regulaciones más estrictas, la eliminación progresiva de estos productos en el sector y la adopción de alternativas ecológicas de limpieza que no contengan este tipo de químicos.
La comunidad científica en alerta
Como se ha descrito, diversos estudios respaldan esta advertencia que acaban de lanzar los expertos estadounidenses. Una reciente investigación publicada por el Pacific Northwest Pollution Prevention Resource Center documenta casos en los que municipios han detectado contaminación por PFAS en aguas subterráneas cercanas a instalaciones de lavaderos de coches.
Investigaciones del Centers for Disease Control and Prevention (CDC) en Estados Unidos y de la Environmental Protection Agency (EPA) (estudio) han confirmado la presencia de PFAS en aguas residuales procedentes de lavaderos, vinculando su acumulación con un mayor riesgo sanitario.
A nivel internacional, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) ha iniciado procesos de restricción para limitar el uso de estos compuestos en productos de consumo, mientras que universidades como Harvard y Duke han publicado trabajos que evidencian su persistencia en el medioambiente y su impacto directo en la salud humana.
Además de los productos de limpieza de los lavaderos de coches, que han saltado a la primera plana en Estados Unidos, los PFAS también se encuentran en objetos cotidianos como por ejemplo: sartenes y ollas antiadherentes (teflón), ropa impermeable, envases de comida rápida, cosméticos y productos de cuidado personal o las espumas para extinción de incendios, entre otros.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.