El nuevo Range Rover es el todoterreno más completo y avanzado del mercado. Por imagen, mecánica, calidad interior y confort. Y es que ofrece una comodidad a la altura de las berlinas de lujo más exclusivas, y añade unos recursos en conducción 4×4 que lo sitúan entre los todoterrenos mejor dotados para superar obstáculos fuera del asfalto. La última generación de este icono del automóvil británico se posiciona como el todoterreno de lujo de referencia y ya está a la venta en España con unos precios a la altura de su sofisticación, desde 98.500 euros, aunque las primeras unidades no se entregarán hasta diciembre.
La cuarta generación del Range Rover sustituye al modelo que salió en 2002 y confirma la capacidad de evolución de la industria del automóvil: solo 10 años después es un coche mucho más avanzado y completo en todo. Lo que menos ha cambiado es la línea, porque los clientes de la marca pidieron en una encuesta que no hubiera revoluciones. Pero las apariencias engañan: la nueva carrocería es de aluminio, en lugar de acero, y solo este detalle permite reducir hasta 180 kilos el peso (es 85 kilos más ligera que la de un 4×4 mucho más pequeño, como el Audi Q5). Y eso a pesar de que ahora mide 4,99 metros de largo, casi tres centímetros más. Pero el aumento de longitud va acompañado de una reducción de la altura, y como añade una zaga de aspecto más ligero -con el portón más inclinado hacia delante y un trazo ascendente en la zona inferior- el resultado es un coche de aspecto más estilizado que, sin embargo, conserva todo el carisma del Range Rover original, sobre todo en su imponente frontal y su elegante silueta lateral. Y todos estos cambios aportan una aerodinámica muy mejorada (CX: 0.34), que junto con la reducción de peso en otros muchos elementos (suspensión, motores, cambios) que llegan a sumar hasta 420 kilos en total, contribuyen a reducir significativamente el consumo.
La otra mejora importante del Range 2013 es la capacidad interior, porque ahora ofrece unas plazas traseras más amplias y confortables, sobre todo en espacio para las piernas (12 centímetros), y tiene un maletero de 550 litros. Como mantiene su exquisita presentación, con ese toque de elegancia y la calidad de materiales nobles (cueros, maderas) que los británicos siguen dominando con maestría, el ambiente interior traslada a sus pasajeros a un auténtico salón rodante. Y la calidad del conjunto se confirma con una insonorización sobresaliente y una suspensión neumática que filtra todo sin inmutarse, como si flotara sobre una alfombra mágica, incluso en las zonas trialeras más abruptas fuera del asfalto.
Estos ingredientes se completan con una gama mecánica a la última en la que destaca el motor de la versión básica (desde 98.500 euros), un 3.0 TDV6 turbodiésel de 258 CV, con sistema Start&stop, que ofrece unas prestaciones más que suficientes para mover este coche con brillantez sin que se disparen los consumos: acelera de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos y anuncia un consumo medio de 7,5 litros (196 g/km de C02). El ahorro de peso y la mejor aerodinámica, entre otras cosas, resultan definitivos y permiten reducir el gasto de carburante un 22% frente al Range anterior. Además, hay otros dos motores para quienes solo se conforman con lo máximo. Un 4.4 TDV8 turbodiésel de 339 CV (122.800 euros) que acelera de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y consume 8,7 litros de media (228 g/km). Y por encima se sitúa el 5.0 V8 Superchargued (biturbo) de gasolina con 510 CV (130.200), que llega a 100 km/h en solo 5,4 segundos, alcanza 250 km/h y gasta 13,8 litros de media (322 g/km).
Lo sorprendente es que los dos últimos no incluyen el start&stop de serie, una carencia imperdonable en un coche de este precio y categoría. Pero al menos los tres llevan un moderno cambio automático secuencial de ocho marchas accionable desde el volante que funciona de maravilla, tanto por rapidez como por precisión. También incluyen la tracción 4×4 de Range Rover y la quinta generación de la suspensión neumática regulable en altura, que permite vadear zonas de agua de hasta 90 centímetros de profundidad. Y la segunda generación del sistema Terrain Response, con cinco programas específicos para circular fuera del asfalto (normal, arena, piedras, grava/nieve y barro/surcos) y una nueva posición Auto, que elige de forma automática el más apropiado en cada momento. Todos estos elementos off-road, aportan al nuevo Range los recursos de los 4×4 radicales a la hora de superar los obstáculos más complicados en el campo. La gama se completará en 2013 con una versión plug-in o híbrida enchufable (PHEV) que combina el motor 3.0 TDV6 y otro eléctrico y rinde 338 CV. Pero ofrece unas prestaciones como las del TDV8 (acelera de 0 a 100 km/h en menos de siete segundos) con un consumo medio de solo 6,3 litros (169 g/km).
Con estos avances y sus virtudes de siempre, que van desde una posición de conducción única que transmite una sensación de dominio de la carretera inigualable hasta un confort de viaje sobresaliente o unos recursos imbatibles en el campo, el nuevo Range Rover 2013 se sitúa al menos un escalón por encima de los mejores todoterrenos alemanes de las marcas de prestigio. Además, incluye un equipo de serie muy completo y puede incorporar las opciones más sofisticadas de las berlinas de lujo más exclusivas. El inconveniente más reseñable es que también supera a sus rivales, y de largo, en el precio. Pero quienes se lo puedan permitir, apreciarán y disfrutarán sus características.
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