Cuando se habla de todoterrenos, se vienen a la mente modelos perennes como el Toyota Land Cruiser, el Land Rover Defender o el Mercedes Clase G. Eso es porque el grueso de los mortales piensa desde su punto de vista de conductor particular, pero la industria del automóvil ha dado otros 4×4 incluso más extremos y con mucha solera. El Mercedes Unimog es un ejemplo paradigmático y, para celebrar sus 80 años, la marca ha creado la versión más lujosa de su historia.
Es un vehículo imponente porque, con sus grandes dimensiones, es prácticamente un camión. Sin embargo, en esta ocasión tiene un carácter mucho más premium de lo habitual.
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Toda la carrocería está pintada en color gris mate metalizado, calza llantas de 20 pulgadas específicas, añade una barra LED en el techo, monta un nuevo paragolpes que integra los faros principales, la parrilla también es más moderna, los refuerzos de los faldones laterales son nuevos e incluso integra elementos tecnológicos destacados, como son las diminutas cámaras digitales que hacen las funciones de los retrovisores.
Ya en el habitáculo, presenta una configuración de cuatro plazas, como es habitual, pero en esta ocasión los ocupantes disfrutan de materiales de mayor calidad. Cada uno de los asientos independientes está tapizado en cuero, el mismo material está presente en las alfombrillas, dispone de costuras de contraste y también cuenta con iluminación ambiental.
El mismo todoterreno imparable de siempre
Como dice el dicho: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Aunque se suele decir de manera despectiva, en este caso es positivo, porque, aunque el Unimog luzca el traje más lujoso de su historia, no ha perdido ni un ápice de su capacidad todoterreno.
El Mercedes está basado en la variante U 4023, pero que ha sido incluso mejorada. Normalmente bajo el capó monta un motor diésel 5.1 que entrega 231 CV, pero esta unidad lo reemplaza por un bloque 7.7 de seis cilindros que eleva el rendimiento hasta los 300 CV, acompañados de un par de 1.200 Nm que es lo que le permite superar prácticamente cualquier obstáculo.
A esto también ayudan todas las características de las que disfruta: ejes pórticos, tres bloqueos de diferencial, tracción integral conectable, reductora, ocho marchas hacia delante y seis hacia atrás, una distancia libre al suelo de 50 centímetros, voladizos prácticamente inexistentes, una profundidad de vadeo de 1,2 metros, etc.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.